-“Harry: se que te dije que nos volveríamos a encontrar como siempre pero ya no va a poder ser. Hay muchas cosas que interfieren entre nosotros y no quiero lastimarte más. Se que te va a doler, y lo siento mucho pero es lo mejor. Por favor no le digas a nadie de esta carta, mucho menos a tus hermanos, el otro día uno de ellos me dijo que no te hiciera sufrir mas y no quiero problemas con ellos ni contigo. De verdad lo siento: _____”- leyó Kurt.
Me miro y me devolvió la carta. Era sábado en la mañana y le había pedido que me ayudara a dejar esta carta en el lugar de las rocas, donde siempre me encontraba con Harry y luego iríamos a correr por algún lado. El había accedido pero me dijo que quería leer la carta.
-me alegro que te alejes de él.- dijo, mientras yo dejaba la carta debajo de una roca pequeña para que no se volara. Mire hacia lo lejos y sentí la presencia de Harry, como si estuviera allí, pero sabía que no era así.
-vámonos- dije y comencé a alejarme de aquel lugar. Kurt me siguió.
-es obvio que te gusta- dijo él. Yo no conteste y seguí caminando, cada vez más rápido. Y Kurt me seguía.
-cállate- le dije y comencé a correr.
Llegamos al lugar que Kurt me había mostrado unas semanas atrás. No habíamos vuelto porque yo me comencé a juntar con Harry nuevamente y otras causas. Pero allí estábamos nuevamente, sentados en el pasto, en silencio. Era raro que estuviéramos sin decir nada, no solía haber silencio si estábamos juntos, pero en aquel momento lo había. Siendo sincera creo que yo lo necesitaba porque estaba demasiada ida. No sabía que me pasaba. Si quería a Harry o no, si me dolía dejar de encontrarnos, si me habían gustados sus besos o no. Estaba en un momento de que no sabía que me pasaba.
Y la vibración volvió. Aquella que había sentido la primera vez que había estado allí. En aquel lugar había algo importante, algo que me llamaba. Mire hacia todos lados y note un destello hacia el Este. Me quede mirándolo detenidamente. Era una luz que parpadeaba, y la vibración se hacía cada vez más intensa.
-¿Estás bien?- me pregunto Kurt. Yo asentí con la cabeza pero sin dejar de mirar el destello y sentir la vibración.
-¿no lo sentís?- le pregunte.
-¿Qué cosa?-
Me pare y comencé a caminar hacia el destello, mientras la vibración se hacía más intensa, fuerte, cercana. Sentí como Kurt también se paraba y caminaba detrás de mí, pero se mantenía a una distancia. Seguí caminando y el destello se hacía más notorio, la vibración más fuerte, ya podía sentirla dentro de mí y no dejaba de caminar.
10 minutos después llegamos a otro claro en el medio de los arboles. Pero este claro era diferente. El cielo sobre este era rojo como el rubí, no había viento, todo estaba inmóvil. Deje de caminar para examinar todo de a poco y Kurt me alcanzo. Hizo lo mismo que yo pero parecía extrañado, sin entender mi cara de sorpresa y encantada. “¿Qué es lo que ve que yo no veo para estar tan impresionada?” escuche en la cabeza de Kurt y lo mire con el ceño fruncido.
-Kurt, el cielo es rojo y no hay movimiento de nada. ¿No lo ves? –le dije pero el negó con la cabeza. Volví a mirar hacia el cielo y luego hacia adelante. Y comencé a caminar hacia el centro del claro.
Nunca me había sentido así. Tan excitada, tan impresionada, tan viva. Al llegar al centro sentí como algo me rodeaba. Mire hacia Kurt y el me miraba asustado, y parecía gritarme pero yo no escuchaba nada. Fruncí el ceño y mire a mí alrededor. Una nube de polvo con tonalidad rojiza me rodeaba, girando y girando. Volví a mirar hacia Kurt pero ya no lo veía, la nube me tapaba la vista hacia él. Sentía como poco a poco, se acercaba más a mí y la sentía ya dentro de mí.
Llego un momento en que yo parecía hecha de polvo rojo, aunque segundos después todo cayó al suelo, dejándome limpia totalmente, sin un rastro de polvo. Mire hacia Kurt, quien estaba donde se había quedado, mirándome sorprendido por lo que había ocurrido. Me acerque a él y ambos miramos hacia el centro del claro. Ahora era un claro como cualquier otro, cielo celeste, brisa haciendo que el pasto, las flores y las hojas de los arboles se movieran, las voces de los animales se escuchaban.
Volví a mirar a Kurt, quien ahora pasaba su mirada desde mi muñeca a mi pecho una y otra vez, así que hice lo mismo y me encontré en mi pecho con un colgante. Tenía una pequeña esfera roja colgando de una tanza negra y en mi muñeca un tatuaje. No entendía la inscripción, era un idioma antiguo que no conocía.
-creo que mi madre conoce ese idioma. Tal vez ella sepa lo que ocurrió. –dijo Kurt rompiendo el silencio. Lo mire y asentí.
La madre de Kurt, Sara, nos sonrió cuando entramos a la casa. La familia de mi mejor amigo era como mi tercera familia (contando a la biológica y a la vampira). Al principio no les agrado la idea de que Kurt se juntara conmigo pero luego les agrade y ahora confían en mí, al igual que en mi familia.
La familia estaba compuesta por Sara y Rafael, quienes eran los padres. Rafael era hombre lobo al igual que Kurt pero Sara no. Sara era una humana que se dedico toda su vida a estudiar mitos y leyendas del lugar, y así fue como conoció a Rafael, se enamoraron y tuvieron a Kurt y a Kim. Kurt tenía 19 años y Kim tenía 17. Ambos habían heredado de su padre el ser un hombre lobo, en el caso de la pequeña Kim, una mujer lobo, aunque en ella se podía ver y notar un toque más humano, visto desde el punto de vista de una persona que saben lo que son, que en su padre y su hermano mayor.
Kurt le comento a su madre lo que había ocurrido minutos antes y ella me dijo que pasara a la habitación de Kurt, donde me revisaría la muñeca y el collar. Sara sabía mucho, todos esos años de estudio le dieron muchísimo resultado para descubrir un montón de cosas y yo la admiro muchísimo por todo lo que logro teniendo que criar a dos niños que no son del todo humanos.
Me reviso primero el collar, sacándomelo pero este comenzó a brillar intensamente al no estar en contacto con mi piel. Sara me lo volvió a colgar en el cuello y siguió revisándolo allí. Luego se centro en la inscripción de mi muñeca, para luego dirigirse a su computadora portátil y teclear algo.
-¿Es algo malo?- le pregunte algo nerviosa.
-¿Sabes la leyenda de la Luz Roja?- me pregunto cuando se volteo a verme. Mis ojos se abrieron como platos y me quede petrificada, mientras las ideas se acomodaban en mi cabeza. Ella al ver mi reacción se dio cuenta de mi respuesta. -______, sos la vampiro más poderosa de todos. Sos la portadora de la luz roja.
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Red Light™
Ficção GeralNo tenia sentido. Nada lo tenia. Desde aquel día en que mi vida había cambiado completamente, nada tenia sentido, todo podía pasar y aun así, yo seguía sorprendiéndome de la mayoría de las cosas que me pasaban. Ya había escuchado la leyenda de “la l...