Golpeé la puerta un par de veces y espere a que alguien me atendiera. Sabía que Rafael no lo haría ya que casi nunca estaba, pero estaba segura que Kim y Sara sí. Kurt debía estar con sus amigos lobos entrenando o haciendo algo. Ellos le dicen entrenamiento aunque yo no lo veo así.
La puerta se abrió y dejo ver a Kim, la “pequeña” Kim de 17 años, con una sonrisa hermosa en su rostro. Ella era muy parecida a su madre, pero tenía algunos rasgos muy definidos de parte de su padre. Rafael y Sara se conocieron gracias a los estudios de ella, por lo que la diferencias en rasgos eran notorias. El era moreno, de pelo muy oscuro, ojos prácticamente negros y muy alto, totalmente igual que Kurt. En cambio, Sara era de piel blanca, de pelo castaño claro con algunos mechones rubios naturales, ojos grises, rasgos delicados. Era más baja que yo, cerca de 1,56 cm. Kim tenía sus ojos grises, su cabello castaño y su hermosa sonrisa pero tenía la estatura y la piel de su padre. De todas maneras, sus rasgos eran muy parecidos a los de su madre.
-¡Kim! ¿Por qué no estás en el entrenamiento?- pregunte. Ella también era lobo, aunque no le gustaba tanto como le gustaba a su hermano.
-Son todos chicos y me incomoda ser la única chica. Ojala no lo hubiera heredado. –Contesto encogiéndose de hombros pero segundos después me volvió a sonreír- pero cuéntame de ti ¿Cómo estas con todo este asunto de La luz roja?
A decir verdad. Kim y yo no éramos muy cercanas antes de todo esto. Solo la veía cada tanto, cuando iba a la casa de Kurt a buscarlo o algo así, que no era casi nunca ya que casi siempre nos encontrábamos en un lugar determinado y no era la casa de ninguno de los dos. Pero últimamente, he estado yendo a la casa de los Looper desde que Sara descubrió que yo era la portadora de la luz roja. Me sentía bien hablando con ella sobre eso, sobre lo que debía hacer y lo que no, sobre cómo debía actuar. Kim también se sumaba a nuestras charlas y a veces terminábamos hablando de cualquier otra cosa.
-bueno… no me siento diferente.-conteste – es… raro.
-¿no notaron tu collar en tu casa?-me pregunto.
Ya habían pasado casi tres semanas de que encontré la luz roja y que me había distanciado de Harry, quien actúa como si yo no existiera en los pasillos de la escuela, y a mi familia todavía no le había dicho nada sobre eso, además de que mantenía el collar siempre debajo de la blusa.
-no. Siempre lo llevo escondido en mi ropa.- dije y señale hacia mi cuello para mostrarle que no lo veía. Ella asintió y luego sonrió. Era tan optimista.
-mamá está haciendo galletas y café. Sé que no acostumbras a comer pero…
-me encantaría. Extraño muchísimo las galletas y el café, en mi casa nunca hacen nada. –conteste y juntas caminamos hacia la cocina.
La puerta se abrió y Kurt entro junto con dos amigos de él: Cooper y Wren, quienes también eran hombres lobo. Nunca había hablado con ellos, solo sabía que eran amigos de Kurt. Al igual que Kurt se sentía cerca de mis hermanos yo me sentía cerca de sus amigos.
-¡_________! Otra vez viniste.- dijo Kurt saludándome con un beso en la mejilla.
-te dije que vendría y siempre cumplo mis promesas.- conteste tratando de evitar mirar a sus amigos, quienes, sentía, no dejaban de mirarme.
-olvide eso.-contesto él. Dio media vuelta y se encontró a sus amigos mirándome, por lo que les llamo la atención con una tos falsa y ambos dejaron de mirarme. En sus mentes no dejaban de pensar “Es tan hermosa, lástima que es un vampiro” “ojala fuera humano para poder meterme con ella” y cosas que no quiero ni nombrar. Los tres salieron y luego Kim comenzó a reír a carcajadas.
-¿viste eso? Cooper y Wren necesitaban un balde para su baba. Si que tienes a todos locos, _______- dijo Kim y yo sonreí avergonzada. A pesar de haber sido popular en mi época de instituto real y que muchos chicos querían estar conmigo, nunca había sido tan obvio y que tantos chicos pensaran lo mismo por lo que me incomodaba un poco.
-creo que a Kurt no le gusto mucho- comento Sara divertida y yo la mire. Obviamente era en broma, todos sabíamos que quería a Kurt como un hermano no como novio o algo así.
Kurt entro nuevamente a la cocina y su madre le dio una bandeja llena de galletas solo para él. Si que comía aquel muchacho. También le sirvió leche en un vaso y se lo dejo en la mesa frente a él.
-¿tu madre te sirve aun, Kurt? ¿Cuántos años tienes? –dije divertida. Amaba molestarlo de aquella manera, siempre lo hacíamos y en eso se basaba nuestra amistad. El me miro haciéndose el ofendido y yo y Kim comenzamos a reír a carcajadas.
Salude a Kurt con un abrazo y un beso en la mejilla antes de subirme a mi auto. Mire hacia él y lo salude con un gesto de mi mano, para luego prender el motor e irme de allí directo a mi casa.
Al llegar en el living se encontraban mis hermanos y padres, supuse que esperándome nuevamente. Cerré la puerta y me acerque a ellos algo nerviosa pensando en que tal vez se habían enterado de mi secreto sobre la Luz Roja.
-¿Pasa algo malo?- pregunte.
-No – dijo Bruce negando con la cabeza al mismo tiempo que hablaba. Se puso de pie y luego me guio a donde estaba el resto de mi familia y me hizo sentar.-solo estamos pasando un tiempo en familia.
-Es bueno que hayas llegado, cariño- dijo Elina. Yo sonreí. Hacía mucho no teníamos un “tiempo en familia”, cosa que yo extrañaba. Cuándo era humana el tiempo en familia eran los fines de semana, saliendo a algún parque, jugando a la pelota o haciendo algún picnic.
La verdad es que si era un tiempo de familia, en ningún momento se hablo de pelear contra alguien o los Tomlinson, simplemente de hablar de nosotros y nuestros sentimientos. Esos son los momentos que me hacen sentir humana nuevamente, a pesar de que se que no lo soy.
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Red Light™
General FictionNo tenia sentido. Nada lo tenia. Desde aquel día en que mi vida había cambiado completamente, nada tenia sentido, todo podía pasar y aun así, yo seguía sorprendiéndome de la mayoría de las cosas que me pasaban. Ya había escuchado la leyenda de “la l...