Capítulo 28. "Mayor miedo"

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Alguien golpeo mi puerta, aunque sabía quien era: Harry. Camine hasta esta y al abrirla me encontré con su rostro sonriente. Me hice a un lado para que pasara y luego cerré la puerta. 
Harry se acomodo en la cama mientras que yo me acercaba y me miraba en el espejo.
-es divertido como la gente piensa que no nos vemos en el espejo.-dijo el divertido- inventan cosas tan estúpidas.
Yo simplemente asentí. Era cierto que los humanos tenían ideas muy erradas sobre lo que éramos, ya que en muchas cosas la información era mentira o estaba la mayoría mal. Recuerdo que cuando era humana mi hermana tenía miedo a los vampiros y odiaba las historias sobre estos. En las noches dormía tapada hasta la cabeza sin importar la temperatura del ambiente. Lo que más me duele es pensar en cómo reaccionaría ella si me viera ahora, siendo un vampiro, su mayor miedo. 
Mire a Harry a través del espejo. Se encontraba sentado en la orilla de la cama, son los codos sobre las rodillas, las manos unidas al frente y mirando toda la habitación, especialmente mis cosas. Aproveche para mirarlo a él. Tenía el cabello despeinado como siempre, un pantalón jean ajustado, zapatos y una remera de manga corta negra que tenia algún grabado en distintos tonos de azul, eran unas palabras pero no lograba leer que eran. 
Me fije en sus manos, en sus dedos. Estos eran finos y largos y sus manos parecían encajar perfectamente una con la otra. Seguí observando sus muñecas y allí encontré algo que me resulto algo familiar pero no sabía de dónde.
Harry tenía puestas un par de pulseras de diferentes colores. No sabía dónde, pero sentía que ya las había visto en alguna otra parte aunque seguramente hubiera sido en él, porque podría haber usado esas pulseras anteriormente. 
Sacudí mi cabeza lentamente y me di vuelta. Él, al notar mi movimiento, me miro. 
-¿Qué vamos a hacer hoy?- pregunto y yo lo mire burlona.
- ¿“Vamos”? – 
-no te hagas la difícil, _______. Sabes que de todas maneras te voy a seguir. –dijo él y yo puse mis ojos en blanco.
Me acerque a donde tenía el mapa de la ciudad y lo mire por un momento. Sentía la mirada de Harry sobre mí. Me sentía tan vulnerable.
-deja de mirarme.
-lo siento, pero es que, ¿Cómo no mirarte? Vuelves a todos locos. –contesto él.
“Si que tienes a todos locos, _______- dijo Kim y yo sonreí avergonzada.” Recordé. Deje caer mis manos con el mapa en ellas sobre mi regazo y deje que mi mirada se perdiera mirando un punto fijo en la habitación pero sin verdaderamente mirarlo. Me quede así unos cuantos minutos. Kim. 
Como extrañaba aquella sonrisa amistosa y alegre que siempre tenía en su rostro. Como extrañaba su voz, su forma de ser y su amabilidad conmigo. Como extrañaba compartir esos deseos de ser humanas que ambas teníamos, ya que había parte de lo que éramos que no tolerábamos. 
-¿______?-me llamo Harry y por fin reaccione y salí de mi trance. 
-¿Qué?- pregunte.
-¿Estás bien? ¿Dije algo malo? Quedaste como pasmada-contesto el algo serio- ¿Otro cambio de humor? –dijo ahora algo más divertido. Resoplé. 
-Los cambios de humor no son graciosos porque no se que los produce y no es por eso, es por otra cosa- dije. Creo que en el fondo si eran parte de mis cambios de humor, pero la gran mayoría era a causa de la muerte de la hermana menor de mi mejor amigo.- hace poco perdí a alguien especial para mí. 
-¿Perdiste? –pregunto Harry desconcertado. La verdad era que si es raro que un vampiro “pierda” a alguien de cualquier forma. Por un lado, se supone que los vampiros no morimos, solamente por alguna lucha o algo por el estilo, y además, somos muy buenos rastreadores. Esa persona tiene que irse muy lejos para perder de vista a alguien. 
-una amiga. La mataron pero no sabemos quién.- dije pero sacudí rápidamente mi cabeza porque sabía que me pondría mal pensar en ella y las emociones fuertes me causaban cambios de humor mayores y me causaban dolor de cabeza. 
No quería lastimar a nadie, y Harry estaba presente, serio al único que podría lastimar si uno de esos humores violentos se apoderaba de mí, y no quería perder a nadie más, y Harry ya era parte de mi vida de alguna forma extraña, pero lo era. Supongo que mi mayor miedo es perder a alguien que quiero, porque ahora se cómo se siente. 
-cambiemos de tema, por favor- dije y volví a mirar el mapa para buscar algún destino interesante para conocer de Vancouver. 
-¿Cómo vas a conseguir dinero?-pregunto Harry algo seco- tienes que pagar todo esto de alguna forma. 
-tengo una tarjeta de crédito ilimitada. Regalo de mis padres. 
-buen regalo. 

Me acosté luego de un largo día. Harry y yo habíamos recorrido muchísimos lugares de la ciudad y para decir verdad, no tuve problemas con mi cambio de humor aunque si tuve un pequeño mareo en un momento del día, pero luego se me paso. 
Harry había vuelto a coquetear con la recepcionista cuando volvimos al hotel y esta estaba que babeaba por él. Ya en la habitación me dijo que le divertía ver como actuaba frente a él las chicas gracias a su atractivo por ser vampiro, algo a lo que él antes no estaba acostumbrado. Nos pusimos a hablar de nuestras vidas pasadas, de cuando éramos humanos y de cuando nos conocíamos. Lo único que yo pude recordar de él fueron aquellas cosas que vi junto con Vanessa, pero él se acordaba de mucho más que yo. 
Cerré mis ojos para descansarlos. Harry dijo que me dejaría sola un par de horas para que pensara, para que hablara conmigo misma ya que sabía que mis cambios de humor no me tenían bien emocionalmente. Y en aquel momento algo cruzo por mi cabeza.
Algo de lo que me dio miedo pensar, algo que tal vez podría convertirse en mi mayor miedo, más que el de perder a un ser querido. Algo que yo no quería que fuese cierto pero que si me ponía a pensar, podría ser perfectamente. 

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