Capítulo 25. "Sintomas"

1.1K 57 0
                                    

Cuando abrí los ojos, me encontraba acostada en mi cama mirando hacia el techo, con mis manos unidas sobre mi estomago y las piernas estiradas. ¿Qué me había pasado? ¿Era posible que un vampiro se desmayara? Pestañe un par de veces porque había perdido la costumbre de despertarme luego de una larga siesta y me incorpore en mi cama. 

La cabeza me iba a explotar en cualquier momento. Sentía que cada movimiento mínimo que hiciera era un poco mas de dolor de cabeza. Suspire y escondí mi rostro entre mis manos, me cruce de piernas y me quede así un par de minutos.

-Veo que despertaste –dijo una voz. Harry. Seguía allí.

Mire hacia donde venia la voz y lo vi sentado en el suelo a un lado de la ventana. No entendía si su forma de hablar era burlona o lo decía porque me estaba cuidando y se preocupaba por mí, si es que por eso se quedo conmigo. Trate de leerle la mente pero el dolor de cabeza me lo impidió. Era frustrante no saber que pensaba alguien luego de acostumbrarme a saberlo todo gracias a mi don. 

-¿Por qué seguís acá?- le dije malhumorada. 

-tranquila, solo te estoy cuidando.- dijo. Por su tono de voz no me pareció que estuviera bromeando, parecía decirlo en serio, pero algo me molestaba y no sabía que era. -¿te sentís bien?

-¿en serio estas preguntándome si me siento bien?- dije alterada. El dolor de cabeza no me dejaba pensar con claridad.- ¡ni siquiera sé que me paso! 

-No es necesario que grites.-dijo él, algo asustado por mi forma de reaccionar. –entiendo que no sepas que te paso, yo tampoco lo sé. De la nada empezaste a tambalearte y cuando quise acordar estabas agarrando mis brazos con una fuerza que disminuía de a poco y con los ojos cerrados. Te desvaneciste y por eso te acomode en la cama. 

Lo mire sorpresivamente. ¿Había hecho eso por mí, luego de decirme todo lo que me dijo antes? No entendía sus comportamientos. Me dijo que me seguía, que odiaba lo que había hecho, que era verdad que sentía cosas por mí, todo eso luego de haber destrozado mi casa junto con algunos de sus hermanos, a quienes, dio a entender, les dijo sobre mi apellido.

-no podía dejarte sola- dijo. 

De repente me dieron ganas de sonreír. Era una de esas sensaciones que son muy grandes, de esas que nacen en algún pequeño rincón del cuerpo y se expanden a la velocidad de la luz, tan rápido como el paso de información de una neurona a otra. Por otro lado, una parte de mi quería detener esas ganas de sonreír. ¿De verdad quería sonreír porque Harry me dijo que no podía dejarme sola por como estaba, es decir, se preocupo por mi? 

-¿estás bien? – Pregunto sentándose frente a mí en la cama y yo lo mire y sonreí un poco.- bien, estás loca. Primero me insultas y me tratas mal y ahora… ¿me sonreís? 

-no te insulte Harry –dije con un tono de voz súper dulce, cosa que lo desconcertó totalmente. Ni yo sabía que estaba haciendo, mis sentimientos me hacían actuar así, no mi razón. 

Harry no dijo nada por unos segundos pero cuando fue a pronunciar palabra hable yo primero. Era extraño todo aquello. 

-Deberías irte- dije, pero lo que me sorprendió fue mi tono de voz. 

-¿estás triste?-pregunto él. Yo levante mi mirada y le sonreí abiertamente. ¿Qué me estaba pasando? 

-no, para nada- dije alegre. 

Harry se paró y camino hacia la ventana, y antes de salir por esta dio media vuelta y me miro. 

-La casa ya estaba así cuando yo llegue. La recorrí para ver cómo estaba el resto pero quería que ustedes los vieran por sus propios ojos- les dije a mis padres y hermanos cuando entraron a la casa. – Creo que fueron los Tomlinson. Sentí su olor. 

Todos me miraron inmediatamente luego de que dije aquello. Todos comenzaron a olfatear el aire de la sala para ver si sentían algún indicio de su aroma.

-es cierto.-dijo Zac seriamente. –deben estar buscando algo o… alguien.

Vanessa, Jade y Carrie lo miraron con gestos asustados.

-¿piensas que de verdad buscan a alguien?-pregunto Jade, tomando fuertemente la mano de Iván.

-yo no lo creo- dijo Bruce y luego de acomodar el sofá, se sentó en este. – No están buscando a alguien, vinieron porque la casa estaba vacía. 

-¿Qué pueden estar buscando?-pregunto Vanessa. 

-no lo sé. –contesto él.

Y otra vez los cambios de humor en mi cuaderno. Ya era la tercera vez que me pasaba que, mientras escribía, mi humor cambiaba, que pasaba de escribir algo alegre a algo muy deprimente, de algo serio a algo gracioso. Me parecía que algo andaba mal conmigo. Los mareos no eran normales en un vampiro y hasta me desmaye una vez, mis cambios de humor cuando escribía y la vez que hable con Harry luego del desmayo. Esos síntomas no eran buenos, pero no podía entender que los producía. 

Como yo no salía de casa gracias a que tenía miedo de que volviera a encontrarme con Steven, como ya me había pasado anteriormente varias veces como en el teatro y luego en una fiesta, en la cual casi no pude esconderme de él, decidí utilizar una de las laptops para investigar algo sobre aquellos síntomas extraños en mí. 

Busque por todas partes, tome notas de todo lo que me parecía que tenía que ver con aquello, pensé como no lo hacía desde que era humana y tenía que resolver un difícil problema matemático de aquellos que no entendía en aquel momento pero que ahora me resultan fáciles, y luego fui a ver a Sara. 

Esperaba que ella me dijera que era aquello, a que se debían los mareos, el desmayo y los cambios de humor. Sentía que mi familia notaba estos últimos, y que cuidaban las palabras cada vez que hablaban conmigo para no afectarme. Sobre mi don, a veces funcionaba bien y a veces no, dependía de mis dolores de cabeza, los cuales eran muy fuertes. 

Red Light™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora