10 de Agosto

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Si no fuera un loco, podría pasar la vida con más felicidad y sosiego. Pocas veces se reúnen para alegrar un alma circunstancias tan favorables como las que tengo hoy. Esto afirma mi creencia de que nuestra felicidad depende del corazón. Formar parte de esta amable familia, ser querido del padre, como un hijo, de los niños como un padre, y de Carlota… Y este excelente Alberto, que no turba mi dicha con celos ni mal humor, que me profesa verdadera amistad y que ve en mí a la persona que más estima en el mundo después de Carlota… Guillermo, es un placer oírnos cuando vamos de paseo y hablamos de ella; nunca se ha imaginado nada tan ridículo como nuestra situación y, sin embargo, las lágrimas algunas veces humedecen mis ojos.  Cuando me habla de  la virtuosa madre de Carlota y me cuenta que poco antes de morir dejó al cuidado de ella la casa y los niños, y al de él a Carlota; que desde entonces la joven ha revelado dotes inusitadas; que se ha vuelto una verdadera madre con la dirección de los asuntos domésticos; que todos los momentos de su vida están esmaltados por la ternura y el trabajo, sin que jamás hayan sufrido alteración su buen humor y su alegría. Yo camino junto a él, tomando las flores que encuentro a mi paso, con las que hago un bonito ramillete y lo arrojo  al río, siguiéndole con la mirada mientras se aleja en las ondas mansamente. No sé si te he dicho que Alberto estará en esta ciudad permanentemente y que espera de la corte, donde goza de  aprecio, un buen empleo, con buen salario. Conozco pocas personas que le igualen en el orden y el celo por los negocios. 

"Las Penas del Joven Werther"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora