12 de octubre

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   Ossian ha desbancado a Homero en mi espíritu. ¡A qué mundo nos transportan los sublimes cantos de aquel poeta! ¡Vagar por los matorrales, aspirar el viento  de tormenta, que columpia en las nubes las sombras de los antepasados a los pálidos rayos de luna; oír quejarse en la montaña la voz del torrente de la  selva y el gemido sordo de los espíritus en sus cavernas y los lamentos de la joven agonizante al pie de cuatro piedras cubiertas de musgo, bajos la cuales descansa el héroe glorioso que fue su amante! ¡Oh!, cuando en aquel desierto contemplo el bardo encanecido por los años, que busca las huellas de sus padres y sólo halla sus sepulcros y sollozante voltea hacia la estrella de la tarde, medio escondida entre el oleaje de una mar intranquila; cuando veo que renace el pasado en el alma del héroe, como en los tiempos en que la misma estrella brillaba sobre los bravos guerreros o la Luna contribuía con su propia luz al regreso de sus naves victoriosas; cuando leo en su frente su hondo pesar y le veo solo en el mundo andando trémulo hacia la tumba, saboreando una suprema y dolorosa alegría en la aparición de los fantasmas inmóviles de sus padres; cuando le oigo gritar, absorto en la tierra seca y la hierba doblada por el viento: “El viajero vendrá; vendrá quien me ha conocido en mi esplendor y preguntará por el hijo de Fingal. Y su pie hundirá en mi tumba mientras su voz llamará en vano…” Entonces, amigo mío, quisiera, como un leal escudero, sacar la espada y librar a mi príncipe de las penas de una vida que es una muerte lenta, hiriéndome después a mí mismo, para enviar mi ser en pos del alma del héroe liberado. 

"Las Penas del Joven Werther"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora