14 de diciembre

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¿Qué es esto, mi amigo? Estoy asustado de mí. El amor que ella me inspira, ¿no es el más puro, el más santo y el más fraternal de los amores? ¿He cobijado en lo más hondo de mi alma un deseo culpable? ¡Ah! No me atrevería a asegurarlo. ¡Cuánta razón tienen quienes dicen que somos juguetes de fuerzas misteriosas y contrarias!  Anoche, temo decirlo, la tenía entre mis brazos, fuertemente estrechada contra mi corazón; sus labios expresaban palabras de cariño, interrumpidas por un millón de besos, y mis ojos se embriagaban con la dicha que brotaba de los suyos. ¿Soy culpable, Dios mío, por recordar tan dichoso y por desear soñar lo mismo? ¡Carlota! ¡Carlota! Hace una semana que mis sentidos se han trastornado; ya no tengo fuerzas ni para pensar; mis ojos se llenan de lágrimas. No estoy bien en ningún lugar y, no obstante, estoy en todas partes. No espero nada, nada deseo. ¿No sería mejor que partiera?  La decisión de abandonar este mundo había ido tomando fuerza en la mente de Werther. Desde su regreso al lado de Carlota, había contemplado la muerte como el fin de sus males y como una opción extrema a la cual recurrir. Se había propuesto, sin embargo, no acudir a ella con brusquedad y violencia. No quería dar este último paso más que con toda calma y animado por un total convencimiento. Sus incertidumbres, sus luchas se reflejan en algunas líneas que aparentan ser el principio de una carta a su amigo. El papel no está fechado.  “Su presencia…, su situación…, el interés que mi suerte le despierta, arrancan las últimas lágrimas de mi cerebro petrificado.  “Levantar el velo y seguir adelante; es todo… ¿Por qué tener miedo?, ¿por qué dudar? ¿Tal vez porque no se conozca lo que hay más allá, porque no se regresa o más bien porque es propio de nuestra naturaleza suponer que todo es confusión y oscuridad en lo desconocido?”  Cada vez se habituaba más a estos funestos pensamientos, que llegaron a ser familiares al extremo. Su proyecto fue al fin determinado de forma irrevocable. La prueba se halla en la siguiente carta, de doble sentido, que dirigió a su amigo. 

"Las Penas del Joven Werther"  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora