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Cerró los ojos, imaginandose su cara, pero enseguida los abrió, sorprendido, al producirse un destello de luz.
-¿Qué ha sido eso?
-Un relámpago-dijo Dietmar, señalando por la ventana-. Por allí.
Al principio, Tom sólo vio la oscuridad, pero luego, un rayo de luz blanca rasgó el cielo, zigzagueando y estallando en todas direcciones. El brillante trazo de luz dentada se mantuvo suspendido en el cielo durante un momento, pero enseguida desapareció.
- ¡Que bonito!- exclamó Tom.
Dietmar asintió. Siguieron mirando el cielo y pronto se vieron recompensados con otro destello de luz blanca. Le siguió el estruendo del trueno, unido al largo gemido del pitido de la locomotora.
-¡Que sonido más lúgrube!- dijo Tom-.¿Conoces alguna historia de fantasmas?
-No.
Otro destello de luz cruzó el cielo oscuro, reflejándose en los ojos de Tom.
-Apuesto a que no sabes cómo se mata un vampiro
-Claro que sí. Poniéndole una cruz de plata frente a la cara
-Así no lograrías matarlo- dijo Tom.
Vio que la mujer de las pastas venía por el pasillo y se sentaba en un asiento que había delante de los muchachos. Luego, bajando un poco la voz, continuó-: Tienes que clavarle una estaca en el corazón. Tienes que pillar al vampiro cuando esté duermiendo en su ataúd, y atravesarle el corazón con una estaca de madera.
La mujer de las pastas se volvió para mirar a Tom, al tiempo que éste gesticulaba con las manos para demostrar la fuerza que se necesitaba para matar a un vampiro.
Es una tontería hablar de eso-dijo la mujer-. Lo que tendríais que hacer es iros a la cama.
-Estamos en vacaciones y pasándolo muy bien -dijo Tom-. Al menos, hasta hace un minuto.
La mujer de las pastas lanzó una mirada antipática a Tom y luego se volvió hacia adelante.

Asesinato En El Canadian ExpressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora