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-Ahí va una adivinanza –dijo -. Usted sabe que un caballo anda con cuatro patas ¿no?

-Sí.

-Y que una persona anda con 2 piernas.

La señora Ruggles asintió.

-Ahora bien, ¿qué es lo que anda con una pierna?

La anciana frunció la frente, concentrándose, pero no le sirvió de nada. Sonriendo vencida, miró a Tom en demanda de la respuesta.

- ¡Un zapato!

Esta vez sí lo entendió y se río de buena gana. Cogió su bolso, sacó de él un bombón para Tom y luego un paquete de cigarrillos.

- ¿Le importa que fume? –preguntó.

Tom negó con la cabeza. Mientras chupaba el rico chocolate, echó un vistazo por el departamento.

- ¿Qué es eso? –preguntó, señalando a algo que parecía un busto con la cabeza calva, y que estaba en el suelo, en un rincón.

- ¡Oh, eso! –la señora Ruggles encendió un cigarrillo y agitó la cerilla hasta que se apagó-. El soporte de una peluca.

- ¿Y para qué sirve?

-Ahí se pone la peluca por la noche y así no pierde su forma.

- ¿Lleva usted peluca?

La señora Ruggles no contestó y pareció algo confusa y molesta. Tom enrojeció, dándose cuenta de que había metido la pata. La pobre señora debía ser probablemente tan calva como una bola de billar, pero, como es lógico, no quería que lo supiera nadie.

- ¿Sabe otro chiste? –preguntó, tratando de cambiar de tema.

-Déjame pensar –dijo la señora Ruggles distraída, aspirando el humo de su cigarrillo-. Sabía muchos.

Mientras la anciana trataba de recordar alguno, el tren entró en un túnel y redujo la velocidad. El túnel era muy largo y Tom sonrió al pensar en que debía estarle fastidiando al señor Faith la lentitud del tren. Pero, ¿dónde se habría metido ese hombre?

-Tengo que irme pronto –dijo Tom.

- ¿Por qué? –preguntó, disgustada, la señora Ruggles.

Tom sonrió, un poco embarazado.

-Estoy trabajando en un caso –dijo tímidamente.

Asesinato En El Canadian ExpressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora