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Fuera, la noche era oscura, sólo se veían tres luces rojas de una lejana antena de radio. El tren tomó una curva y Tom divisó el potente foco de la locomotora escudriñando la noche.
Se estaba quedando dormido, ¡Que mala suerte! ¡Justo cuando empezaba a disfrutar del placer de estar tumbado en una cama, mientras el mundo se deslizaba veloz ante él!
Abrió los ojos y vio, mientras pasaba el tren, una luz amarillenta en la ventana de una granja. Al final, se quedó dormido.
Soñó con un revisor de ojos azules que le ofrecía una pasta; ésta se convertía en una bomba que, al explotar, llenaba el aire de un humo azulado; a su vez el humo se convertía en unos ojos azules que sonreían a Tom mientras se corrían las cortinas del departamento y un hombre, que llevaba una cruz de plata, alargaba sus dedos largos y fríos buscando la garganta de Tom.

SONÓ un pitido, el movimiento del tren lanzó a Tom de un lado a otro y el muchacho se incoporó con el rostro bañado en sudor. ¿Quién seria aquel hombre? ¿Era real, o se trataba de un sueño?. Volvió a oírse el pitido de la locomotora. Tom miró fuera por la ventanilla y comprendió que había sido una pesadilla.
El tren estaba reduciendo la velocidad, Tom vio varias vías, una locomotora jadeante, luces rojas y verdes en los cruces de vías, y luego un largo andén, lleno de gente con cara de sueño. Rechinaron los frenos y el tren se detuvo frente a una estación con un letrero de decía: Brandon.
Tom se vistió apresuradamente, ansioso por bajar del tren y echar un vistazo.

Asesinato En El Canadian ExpressDonde viven las historias. Descúbrelo ahora