Capítulo 3.

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·Narra Justin·

No me costó reconocer ese horrible vestuario. Aira de nuevo llevaba esas horribles botas que usaban en las películas del oeste y un pantalón militar. Vamos, lo que se viene diciendo una terrible combinación.

-Hola –me saludó con su antipatía natural una vez paró enfrente de mí. Yo le hice un gesto con mi cabeza-. ¿Cómo está la cosita más bonita del mundo? –esta vez se dirigió a Esther. Vaya, sin duda no le gustaba mucho el trato con las personas o al menos conmigo, porque con los animales pasaba a otro extremo.

-¿Dónde te has dejado a los caballos? –le pregunté para sacar tema de conversación y de paso picarla un poco.

-Donde tú la gracia.

-Es que me resulta raro no verte de granjera, compréndelo.

-Puedes ver esto mejor –me enseñó su dedo corazón y yo cogí su muñeca de inmediato para impedir que su rebeldía se prolongara unos segundos más.

-¡Eh! –se quejó-. Me has hecho daño.

Exactamente reaccionó como me esperaba. Me reí y me dedicó una mirada asesina.

Sabía que no le había hecho daño, tan solo quería jugar.

-Eres estúpido. –añadió.

-Aún no te conozco de buen humor, solo sabes que decirme cosas malas.

-Será porque tendría que haberte perdido de vista pero aquí estoy –curvó sus labios haciendo una mueca-, obligada a soportarte.

-Nadie te ha obligado, refunfuñona.

-No me llames así.

Acabábamos de vernos y ya estaba cabreada. Lo peor era que su carácter me hacía gracia y podía jugar con él como quisiera.

Era divertido.

-¿Vienes conmigo, hermosa? –me arrebató a Esther de mis brazos.

-Oye, que ahora es mía.

No me hizo caso y empezó a besuquear a mi perra como si no hubiera mañana. Resultaba entrañable e incluso me inspiraba algo de ternura, pero sacudí mi cabeza quitando esas sensaciones de allí rápidamente.

Esther no dejaba de moverse y Aira reía a la vez que jugueteaba con ella. Parecían divertirse las dos mientras yo estaba anclado al suelo observándolas, sin tener nada que hacer.

-¿Entramos ya? –propuse-. Si no me voy a dormir de pie por el aburrimiento.

-¿Y qué te crees que dentro hay un bar de copas o algo así?

-No tiene pinta de haber rastro de civilización por aquí cerca, así que no.

-Pues te equivocas, yo misma trabajo en uno.

De pronto se giró y todo lo que pude ver fue su larga y morena melena desaparecer tras la puerta. La seguí en cuanto pude reaccionar y la encontré hablando animadamente con una chica pelirroja que había tras el mostrador. Me acerqué allí a un paso lento y metí las manos en los bolsillos de mi pantalón mientras intentaba escuchar lo que le decía la pelirroja.

-Te la tengo que robar por unos minutos –comentó señalando a Esther. Entonces me acoplé al lado de Aira y sentí cómo me miró de reojo-. Oh, ¿este es el dueño?

-Sí –respondí yo mismo, formando una extensa sonrisa en mis labios.

-Pues podéis esperar en esa salita mientras me quedo con esta preciosidad –la cogió en sus brazos-. ¿Cómo se llama?

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora