Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]

Capítulo 42.

·Narra Aira·

Había traído la ropa necesaria a casa de Justin, así perdíamos menos tiempo y no teníamos que pasar por el hotel. De esta manera, opté por vestir con una camiseta roja que no llegaba a cubrir mi ombligo y unos shorts negros, combinados con unas deportivas.

El tiempo estaba algo revuelto. Al parecer, en Los Ángeles no existía un día normal. Abrí la ventana de la habitación que daba al jardín y llegó hasta mí el abrasador calor de fuera. Las temperaturas habían subido pero unas nubes negras se amontonaban en el cielo. Sumado a eso, el aire agitaba fuertemente los árboles.

¿Se avecinaba tormenta?

-Parece ser que hemos escogido un buen momento para hacer una barbacoa, ¿no? -sentí los brazos de Justin envolviendo mi cintura y enseguida dejó un beso sobre mi cuello.

-No sé quién eligió el día, pero sin duda no es muy fanático de ver la previsión del tiempo -dije divertida, sin apartar mi vista del exterior.

-Pues he sido yo -vaciló, con su habitual voz ronca de las primeras horas de la mañana.

-No me sorprendería nada -solté una leve risa.

-En realidad ha sido Scooter, quería hacer una comida antes de que nos fuéramos a Nueva York -explicó tras colocarse a mi lado, también a observar lo que había detrás del cristal-. Le gusta que estemos unidos.

-Eso está bien -agité mi cabeza-. Tenéis suerte de trabajar juntos y encima ser amigos.

-¿Quiénes? -alzó una ceja.

-Pues por ejemplo Fredo, Nick... -me quedé pensativa por unos segundos-. Incluso tu propio manager también es tu amigo.

-Ah, ya -asintió-. En eso tienes razón, aunque en la gira es cuando más tiempo pasamos juntos.

-Pero para eso queda mucho, ¿no? -curioseé.

-Sí, más o menos -rascó su coronilla-. Primero tengo que hacer mil entrevistas y presentar las canciones en directo.

-Seguro que sonarán genial -le animé. Sabía que se estresaba demasiado cuando tenía la agenda apretada-. ¿Esta misma semana ya vas a cantar alguna?

-Sí, en Nueva York voy a visitar varios programas para eso.

-¿Y tienes ganas? -me interesé.

-Uno a veces echa de menos el escenario -hizo una mueca-. He estado un tiempo apartado de eso, así que sí tengo ganas.

-Entonces ya me contarás -sonreí.

-¿Te has puesto el biquini debajo? -cambió de tema y tiró de mi mano para arrastrarme a él.

-Sí, te he hecho caso -rodé los ojos-. Aunque dudo quitarme la ropa después.

-Ya me darás la razón -vaciló.

-¿Por qué siempre te la tengo que dar? -me quejé.

-Porque la tengo -envolvió mi cintura y juntó sus manos en mi trasero después de pegar nuestros cuerpos-. ¿No notas el calor que hace?

-La verdad es que el tiempo aquí es un poco raro -admití, intentando dejar a un lado sus intenciones.

-No estoy hablando de eso -me atrajo más hacia él, consiguiendo que sintiera lo duro que estaba.

Me fue imposible reprimir un gemido cuando se lanzó a mi boca y me besó con desenfreno mientras notaba cómo su erección crecía. Enseguida mi pulso se volvió irregular y todo mi cuerpo temblaba bajo su tacto que subía por mis caderas, realizando círculos imaginarios que me ponían los vellos de punta.