Capítulo 32.

3.2K 163 352
                                    


·Narra Aira·

Estos días con Justin habían sido un sueño, un sueño del que nunca quería despertar. Y es que, como todo lo bueno, tenía que llegar a su final. Nos volvíamos a separar. Él se iría unos cuantos kilómetros lejos de mí para seguir con su vida, mientras yo tendría que continuar con la incertidumbre de cuándo nos volveríamos a ver.

Pero, dentro de todo lo malo, había una ilusión dentro de mí que me animaba a hacerlo más llevadero. Siempre que nuestros caminos nos llevaban por diferentes direcciones, habíamos sabido mantener el contacto. Había algo que nos ataba, que nos unía, que nos recordaba a todas horas que seguíamos estando ahí. Y eso me parecía bonito. Porque él con muy poco ya me daba lo que nunca nadie, así que yo podía acostumbrarme.

Deslicé mi dedo pulgar por su suave mejilla y me sentí afortunada por estar ahí, al otro lado de la cama, mientras él dormía. Y es que verlo dormir se había convertido en una de mis cosas favoritas del mundo. Era una maravilla, algo que me encantaba admirar, algo que podría tirarme horas y horas haciendo y no me cansaría. Porque Justin era pura energía, vitalidad, ganas de todo, y a mí me había contagiado.

No podía frenar todo lo que estaba sintiendo por él. Los obstáculos solo conseguían que me diera cuenta de lo mucho que me importaba. Daba igual la etiqueta que nos pusiéramos, yo deseaba su felicidad y adoraba participar en ella.

-¿Cómo lo haces...? -susurré, aunque quise hacerlo para mis adentros-. ¿Por qué me gustas tanto?

No lo podía entender.

No era consciente de que existían personas que en cuestión de días te roban el corazón.

Dejé un beso corto sobre su frente y cerré los ojos, perdiéndome en aquel instante. Aparté unos cuantos mechones de pelo de su cara y los eché hacia atrás, ya que se lo estaba dejando algo largo y no quería que le molestara.


Cuando lo hice, escuché un quejido por su parte, pero lo pasé por alto. Seguía con los ojos cerrados, sus párpados estaban pegados y ni siquiera se movían, así que supuse que estaba inmerso en un profundo sueño.

Me eché hacia un lado, llevando mis piernas a la esquina de la cama, y me dispuse a salir de ella. Últimamente empezaba a refrescar más y eso significaba que el preciso instante en el que tener que salir de las sábanas se convirtiera en algo caótico.

Estuve a punto de ponerme en pie, cuando unos brazos envolvieron mis caderas y me tiraron hacia atrás, consiguiendo que cayera encima de una superficie rígida. Sonreí instintivamente al saber que estaba sobre su cuerpo desnudo y que me había atrapado como ya me tenía desde hace un tiempo.

-No te separes de mí -su voz de recién despertado envió cientos de escalofríos por toda mi columna vertebral.

-Buenos días a ti también -me giré para encontrarme con su rostro.

Sus ojos estaban entrecerrados y sus labios se veían más hinchados de lo normal. El color de su piel había cambiado a una tonalidad más oscura y sus mejillas estaban más carnosas y levemente tintadas de un color rosado. No sabía cómo era posible, pero estaba más guapo de lo habitual.

-Buenos días, cariño -estampó su boca contra mi mejilla, dejando un suave beso que me llevó a las nubes.

Cuando me llamaba de aquella manera se detenía el mundo.

-Te has despertado de buen humor, ¿no? -sonreí.

-Es que quiero aprovechar cada segundo a tu lado -confesó, envolviendo la parte superior de mi tronco con sus fuertes brazos.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora