Capítulo 2.

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·Narra Aira·

-Bonita casa –comentó Justin a mis espaldas.

-Gracias.

Justin me siguió hasta el comedor. Supuse que mi padre estaría relajándose en el sofá mientras veía uno de esos aburridos documentales que echaban en la televisión.

-¡Papá! Alguien ha venido a hablar contigo –le llamé en voz alta, suplicando que me escuchara. No pensaba recorrer toda mi casa con el engreído este a mi lado.

En unos pocos minutos apareció mi padre con una lata de cerveza en la mano.

-Oh, ¿quién es? –me preguntó, mirando a Justin.

-Ha venido porque quiere llevarse a Esther –contesté, intentando ser lo más clara posible. Quería que todo pasara rápido y que Justin desapareciera pronto de mi vista.

-Sí, estoy interesado en comprar a su perrita –intervino éste.

-¿Comprar? Un animal no se compra, por favor –comentó mi padre-. Te lo llevas sin tener que pagar nada, luego ya suponen un gran gasto...

-No me cuesta pagarle lo que sea, señor. No tengo problemas de dinero.

Oh, venga. Ya estaba presumiendo de ser ¿millonario? Tendría una gran fortuna, pero no hacía falta que comentara que podía limpiarse tras ir al váter con billetes de 500.

-No voy a dejar que me pagues nada, ¿cuál es tu nombre? –mi padre se colocó bien las gafas para verlo mejor.

-Justin, me llamo Justin.

-Pues vamos Justin, voy a enseñarte a Esther.

Seguimos a mi padre hasta que llegamos a un pequeño corral que teníamos al lado de casa. No sé si fuimos por el camino más largo pero se me hizo eterno. No me gustaba la compañía de Justin, me resultaba incómodo e incluso me intimidaba. Tenía unos ojos color miel que penetraban de forma extraña en los míos.

-Aquí tenemos a la pequeña –anunció mi padre abriendo una puerta de metal.

Justin y yo entramos tras él y observamos cómo Esther corría hacia los brazos de mi padre. Me resultaba entrañable, era una perra muy buena y que desprendía mucho amor. 

En cierto modo me daba lástima que se fuera, le había cogido mucho cariño y sabía que iba a echar de menos achucharla y tenerla entre mis brazos.

-¿Por qué la tenéis apartada de los demás animales? –preguntó curioso.

-¿De verdad te importa eso? –soné borde.

-Oye Aira, esa no es la manera correcta de hablarle –me riñó mi padre.

-Lo siento –me disculpé, rodando mis ojos.

Justin se rió casi a escondidas ante la reprimenda y me dieron ganas de retirar lo dicho.

-Mi hija se la encontró en la calle, la habían abandonado y necesitaba un hogar –empezó a contar mi padre-. Cuando la trajimos aquí el resto de animales no la recibieron bien y sufrió algunas heridas, así que decidimos tenerla en este pequeño corral mientras buscábamos a alguien como tú que pudiera darle una vida mejor.

-Oh, pobrecilla... -Justin se agachó a acariciar a Esther-. Tienes que sentirte orgulloso de tener una hija que haga esas buenas acciones –se dirigió a mi padre.

-Lo sé –me pasó el brazo por encima del hombro-, Aira se preocupa mucho por los animales. Son su pasión desde bien pequeña. Se ha criado con ello, prácticamente, es como una forma de vida.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora