Capítulo 7.

4.1K 174 202
                                    




·Narra Aira·

Me encontraba mirando el infinito cielo mientras tumbada en la hamaca una suave brisa conseguía balancearme.

-¿Estás segura de que esto no se caerá, Bibi? –giré la cabeza para observar cómo mi mejor amiga se relajaba a mi lado.

-¿Eso quiere decir que tenemos que perder peso? –me miró con una ceja alzada.

-Por supuesto que no, estamos bien, pero es que... -hice una mueca-, no me siento muy segura estando sujeta por dos trozos de tela.

-Esos dos trozos de tela están amarrados a dos troncos de árbol, no podemos caer, nena.

Estábamos disfrutando de una relajante tarde en su jardín. Después de tomar unos refrescos para combatir el calor, habíamos optado por someternos a una sesión de rayos uva en versión original y tradicional, como éramos nosotras.

Los rayos de sol atravesaban traviesos algunas nubes que se habían formado y comenzaban a tintarse de un color oscuro. A pesar de ello, notaba cómo se colaban en mi piel, haciéndome sentir calor, exceptuando las zonas limitadas por mi biquini.

-Espero que tengas razón y esto no se venga abajo –soné vacilante-, no quiero morir joven.

-Lo que yo no sé es cómo no te ha dado un infarto ya –espetó ella, señalándome con su dedo índice y formando una sonrisa burlona.

-¿Qué estás queriendo decir? –desplacé mis gafas hacia la parte más baja de la nariz y la miré intentando comprender sus palabras.

-Has tenido a Justin Bieber en tu propia casa, no me dirás que eso no es para desmayarse y quedarse ahí mismo –dijo tras empezar a ventilarse con sus propias manos-. A mí me daría algo.

¿Por qué lo tenía que mencionar? Con lo bien que estaba sin saber nada de él.

Habían pasado unos cuantos días desde que nos habíamos visto por última vez y no lo echaba de menos. O, al menos, quería convencerme de ello. Siempre había algo que lo traía de vuelta a mi cabeza y estaba segura de que era una obra propia del mismísimo diablo.

No sabía cuánto tiempo iba a pasar aquí, pero algo me decía que lo iba a volver a ver y me angustiaba pensar eso. Y, por si fuera poco, mi mejor amiga me acababa de recordar su existencia.

-Ya te dije que no es para tanto –resoplé.

-¿¡Que no es para tanto!? –Bibi elevó el tono de voz-. Pero si ese hombre lo enmarcaría en mi habitación y le rezaría todos los días.

Reí ante su comentario.

-Lo que le sobra de belleza le falta en el cerebro –puntualicé-, te lo aseguro.

-¿Entonces admites que es guapo? –me sonrió burlona.

-¡No! –negué-. Bueno, sí –rectifiqué tras clavar mis dientes en mi labio inferior-. Un poco, pero solo un poco.

-Menos mal –alzó el brazo y señaló hacia donde se encontraba su casa-, porque iba a ir a por un termómetro para tomarte la fiebre.

-Ja, ja, ja –ironicé.

-Además, tampoco lo conoces tanto para decir eso –arremetió mi amiga. Sin duda, se había unido al club de fans de "Vamos a molestar a Aira".

-Quizás sí –me encogí de hombros, escondiendo mi cabeza-, no te he contado todas las veces que he estado con él –añadí, queriendo zanjar el tema, pero al parecer tan solo hice más que avivar la llama ya encendida.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora