Capítulo 28.

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·Narra Aira·

-¿De verdad no te importa que duerma fuera de casa? -pegué el móvil a mi oreja.

-Me importa que disfrutes con Justin, así que no te preocupes por nada -habló claro mi mejor amiga.

-Sé que no estás en uno de tus mejores momentos y por eso no quiero que sientas que no estoy ahí... -insistí, agachando mi cabeza y clavando mis ojos en la moqueta del suelo.

-Aira, has estado conmigo todos los días y has sido mi máximo apoyo, ¿crees que no me doy cuenta de las cosas? -hizo una breve pausa, quizás esperando una respuesta de mi parte-. Porque sí, lo hago -aclaró-. Además, me vendrá bien estar sola...

-Puedes ver pelis de risa, seguro que te ayudará -propuse-. Y también puedes usar mi pijama favorito si quieres, el que tanto te gusta.

-¿El de ositos? -me imaginé su cara de ilusión.

-Sí, ese que me has robado mil veces -le dije a modo de broma.

-Bueno, no es robar... es pedir prestado -puntualizó.

-¿A quién? Porque a la dueña no -puse una mano en mi cintura.

-Oye, no me tomes por una ladrona -dijo con una voz graciosa-. Voy enseguida a buscarlo y me lo pongo.

-Está en el primer cajón de la cómoda.

-Gracias -comentó a modo de agradecimiento-. ¿Tú no vas a necesitar pijama esta noche?

-Pues... no lo sé -mordí mi labio-, no creo -rectifiqué.

-Lo que yo no sé es como Justin aun no te ha arrancado toda la ropa.

-Todavía ni hemos llegado a su hotel -dije girando sobre mí misma, caminando por el pasillo de aquel establecimiento.

-Ah, bueno, entonces le perdono -soltó una fina risa-. ¿Estás preparada para el ataque?

-Bibi -rodé mis ojos-, simplemente me ha ofrecido dormir en su habitación, no es nada del otro mundo.

-Y eso conlleva a que mañana no puedas ni caminar sin que te duela todo el cuerpo -comentó con naturalidad.

-Deja tus teorías raras -agité mi cabeza y avancé para buscar a Justin, que había desaparecido de mi vista.

-Te recuerdo que mis teorías raras -imitó mi voz con lo último-, siempre se cumplen.

-Si tú lo dices... -me encogí de hombros y giré una esquina para encontrarme con Justin, que al parecer estaba pagando algo mientras hablaba animadamente con la cajera-. Tengo que dejarte, mañana nos vemos, ¿vale?

-Vale, te recibiré con una silla de ruedas para que puedas moverte -rió.

-Eres una bruta -le seguí y cuando me di cuenta ya había colgado.

Solo deseaba que ese humor le acompañara toda la noche.

Guardé el móvil y me dirigí hacia Mikey, que se encontraba justo en la puerta de salida. Allí esperamos a que Justin terminara y finalmente vino con una bolsa de cartón entre sus manos y una sonrisa que irradiaba felicidad.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora