Capítulo 26.

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·Narra Aira·

Nos encontrábamos en el parque más cercano a la casa de Leo y Aaron, los dos pequeños que me habían convencido para que los trajera hasta aquí. Llevábamos varias semanas conociéndonos y por fin sabía distinguirlos.

Leo estaba a punto de tirarse por un tobogán y Aaron parecía haber hecho un nuevo amiguito. Yo, mientras, los observaba desde un banco sin despegar mi vista de ellos, únicamente para leer lo más relevante de una revista que sujetaba en mis manos. Nada fuera de lo normal. Hablaban de los famosos y de algunas exclusivas. No conocía a la mayoría, pero como no tenía nada mejor que hacer clavé mis ojos en aquellas hojas coloridas.

¿Por qué a la gente le importaba tanto la vida de los demás?

Todos éramos humanos, lo había comprobado en mis propias carnes. Que esas personas fueran conocidas no significaba que hicieran cosas fuera de lo normal.

-Menuda sorpresa veros por aquí -una conocida voz me habló y al alzar mi cabeza choqué con la sonrisa curvada de Jacob.

-Siempre venimos al mismo parque -hice una mueca y me eché a un lado para dejarle espacio en el banco-. ¿Te quedas un rato?

-Esa era mi intención -me guiñó un ojo y se sentó-. No tengo nada que hacer, así que no voy a decirte que no.

Mi relación con él había mejorado mucho. Poco a poco se había ido ganando que todos esos pensamientos negativos hacia su persona fueran desapareciendo. Al final me salía de manera natural tener un buen trato y que hasta me sintiera a gusto hablando con él. No llegábamos a un punto de tener confianza, pero sí me había apoyado cuando me mostraba algo insegura.

-¿Tan pronto has salido de trabajar? -coloqué una de mis piernas encima de la otra.

-Sí -asintió orgulloso-. Hoy no había mucho que hacer, así que me he librado.

-Oh, bueno, me olvidaba de que tu propio padre es tu jefe -me encogí de hombros.

-Por eso puedo hacer lo que me de la gana sin presiones -vaciló.

-A mí me pasaría más bien lo contrario... -lancé un suspiro-. Mi padre querría que hiciese las cosas perfectas.

-Es que yo ya las hago -presumió.

-No sabía que eras don perfecto... -me burlé de él. 

-Viene de familia -comentó con naturalidad-. Oye, ¿cómo se portan mis primos?

-Pues... -me hice la pensativa-, bien. En realidad se portan bien.

-Me alegro -sonrió-. Si en algún momento no hacen caso no dudes en llamarme, a veces pueden ser algo traviesos.

-Tranquilo -agité mi muñeca-. Está todo bajo control.

-¿Seguro? -alzó una ceja.

-Claro -asentí con mi cabeza-. ¿Por quién me tomas? -él se detuvo a reír-. ¿Eh? -insistí.

-Déjalo, eres bastante inocente -dijo al fin-. Eso es todo.

-Así que eso piensas de mí... que soy muy inocente -imité su tono de voz.

-Y muchas otras cosas -giró su cuello para mirarme sin disimulo. Me sentía algo intimidada con esos ojos claros posándose sobre mí.

-¿Ahora vas a dejarme con la intriga mientras te las das de chico misterioso? -fruncí mi ceño.

A veces actuaba de una manera extraña.

-Exacto -sonrió, algo orgulloso-. ¿No te gusta que sea así?

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora