Capítulo 41.

2.4K 162 93
                                    

·Narra Aira·

Hacía un día estupendo. Habíamos tenido suerte porque la temperatura era la ideal, no predominaba ni el frío ni el calor, lo que hacía más ameno el paseo que estábamos dando por el Runyon Canyon.

Para mi sorpresa, había muy poca gente y nadie se había detenido a mirarnos sin disimulo o a sacarnos fotos indiscretas cuando no nos dábamos cuenta.

En este lugar Justin podía actuar con normalidad, ser él mismo, regalarme gestos de cariño sin pensar en lo que nos rodeaba. Se podría decir que aquí pasábamos desapercibidos, sobre todo él, quien de normal no tenía tranquilidad cuando salía a la calle.

Además, nosotros no éramos los únicos que estábamos disfrutando. Esther no paraba de corretear de un lado a otro, ya que la habíamos dejado suelta, dándole un poco de libertad. No se separaba mucho de nosotros, pero en cuanto lo hacía la llamábamos y venía enseguida moviendo su cola.

Ya habíamos subido a lo alto de la montaña, así que no dudé en girarme para observar maravillada las preciosas vistas que ofrecía.

-No sabía que sería tan bonito -comenté con asombro, cubriendo mi frente con la mano para que funcionara de visera y los rayos de sol que tenía delante no impactaran directamente contra mis ojos.

-Te lo dije -sentí a Justin tras mi espalda y pude imaginarme cómo una sonrisa tiraba de sus labios al saber que llevaba razón.

-Pensaba que no sería para tanto -admití-. Es que se ve todo genial. ¿Tan alto estamos?

-Claro -rió bajito-. ¿No te has dado cuenta de todo el rato que hemos estado andando cuesta arriba?

-Sí pero no -me encogí de hombros-. Se me ha pasado muy rápido.

-Eso es porque estás conmigo -bromeó y de inmediato envolvió sus brazos en mi cintura, abrazándome desde atrás.

-No tengas tanto ego, por favor -comenté, divertida.

-Sabes que no hablaba en serio -se defendió.

-No estaría tan segura -reí-. De todas formas, gracias por traerme aquí.

-No me las des, tonta -apoyó su barbilla sobre mi hombro, acomodando su cabeza al lado de la mía.

Nos quedamos unos minutos en silencio, notando cómo el aire chocaba levemente contra nosotros y acariciaba delicadamente nuestras mejillas, como si el viento tuviera forma humana y nos estuviera regalando su cariño.

Me hubiera encantado hacer una fotografía de todo lo que podían ver mis ojos, incluso de lo que era más imposible: como nosotros. Nuestros cuerpos estaban pegados, su torso contra mi espalda. Podía sentir la rigidez de sus músculos envolviéndome, tocándome como si fuera lo más delicado del mundo.

¿Qué pensaría quien nos estuviera viendo desde fuera?

Eso me hubiera gustado saber, pero antes de que empezara a maquinar nuevas historias en mi cabeza su voz llegó a mi oído.

-¿Te acuerdas de cuando me llevaste a lo alto de aquella montaña en el pueblo?

-Sí -asentí lentamente con mi cabeza.

Cómo olvidarme de aquello.

-Pues ahora mismo estoy igual de feliz -dijo convencido-. Bueno no, lo estoy más.

-Yo también -dije con sinceridad.

-En realidad lo pasé bien esas semanas alejado de todo. Me sirvió para desconectar del mundo y conocerme más a mí mismo.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora