Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]

Capítulo 27.

·Narra Justin·

Estaba ilusionado y nervioso. Tenía unas tremendas ganas de aterrizar y verla de nuevo, con esa sonrisa que iluminaba todo su rostro y terminaba contagiándome. Ella me llenaba de energía, tenía una especie de conexión conmigo que me cargaba de cosas positivas. Nunca nadie me había hecho sentir así de bien.

Cogí mi móvil y acoplé los auriculares en mis orejas. Me apetecía escuchar una canción. Una canción de esas que había compuesto y en tan solo unas semanas saldría a la luz.

Ya había terminado de grabar y ahora podía disfrutar de unos días libres antes de todas las entrevistas en radios. No quedaba mucho para presentar mi nuevo single y posteriormente el disco, así que me venían bien unos días de desconexión antes de que empezara todo de nuevo.

Me metí en la lista de reproducción y dejé la música sonar. Me gustaba lo que había creado, lo que esperaba que gustara al mundo entero tanto como a mí. Así que me perdí en aquellos acordes, en mi propia voz, en la letra que contaba una historia maravillosa.

Giré mi cuello y apoyé mi cabeza contra el acolchado asiento para detenerme a mirar a través de la ventanilla. Todo era azul, un azul que te llenaba de paz al primer segundo de encontrarte con él. Más abajo estaban las nubes, tan inocentes, tan llenas de vida, tan bonitas... me recordaban a ella.

Y me quedé ahí colgado, pensando en todo, apreciando lo que mis ojos me permitían ver...

-¿Tienes ganas de ver a la chica esa? -alguien habló a mi lado.

Me giré y pude ver a Mikey, mi guardaespaldas. Esta vez Scooter me había dejado venir con la condición de que Mikey no se separara de mí.

-Aira, se llama Aira -le recalqué, bajando el volumen para escucharle mejor.

-Bueno, pues... ¿tienes ganas de ver a Aira? -repitió.

-¿Qué clase de pregunta es esa? -puse una expresión extraña.

-Ya sé la respuesta, es solo que venía a darte algo de conversación -se encogió de hombros-. ¿Quieres un refresco? -preguntó mostrándome su lata de Coca-Cola.

-No, gracias -sonreí, intentando ser agradecido-. Tengo agua aquí -moví mi barbilla en su dirección.

-Está bien -dijo encogiéndose de hombros y echando hacia atrás su asiento, de modo que podía estar medio tumbado.

-¿Queda mucho de viaje? -arrugué mi entrecejo al mirarle.

-Creo que no, pero voy a aprovechar para relajarme un poco.

-Vas a tener tiempo de descanso estos días, eh -le recordé-. No quiero que estés pegado a mí como una lapa -bromeé, aunque en el fondo lo decía totalmente en serio.