Capítulo 49.

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13 de noviembre;

Los Ángeles

·Narra Aira·

Justin aparcó el coche en su garaje en compañía de otros vehículos —que supuse que también eran suyos— y peinó su pelo frente al espejo retrovisor.

-Gracias por estos dos días -me giré para encontrarle todavía sentado, sacando las llaves del coche.

-Gracias a ti por hacerlos más especiales -sonrió en mi dirección y se inclinó hacia mí para dejar un delicado beso en mis labios.

-Fuiste tú el que reservaste la casa y te encargaste de todo... -acaricié su nuca con mis dedos.

-Me apetecía darte una sorpresa -volvió a curvar sus labios, esta vez de una manera tan tierna que no pude resistirme.

Desabroché mi cinturón de seguridad y me desplacé para quedar más cerca suya. Nos quedamos unos segundos en silencio, analizándonos lentamente con la mirada, cuando me atreví a romper con la distancia que nos separaba.

Junté mi boca con la suya y acaricié su mejilla mientras me perdía en su sabor.

-Necesitaba algo así -murmuré contra sus labios.

-Yo también -admitió él.

Esta vez se encargó Justin de atraerme hacia su rostro, tirando de mi nuca. Enseguida sus labios se movieron sobre los míos y abrí mi boca para que su lengua traviesa visitara la mía.

Entonces se alargó el beso, nos volvimos tan adictos que no encontramos el momento para separarnos, hasta que un ladrido que vino de la parte trasera nos hizo frenar.

-Creo que alguien busca atención -bromeé yo, haciendo referencia a Esther.

Acabábamos de recogerla de casa de Fredo, ya que se había encargado de tenerla ese par de días que nosotros estuvimos en Palos Verdes. Sí, creo que ese era el nombre del lugar donde por fin pude conocer la playa y disfrutar de la desconexión del resto del mundo.

-Pues vamos a dársela, que seguro que nos ha echado de menos -comentó Justin, desabrochando su cinturón y bajando del coche.

Yo le seguí y mientras se encargó de abrir el maletero yo retuve a la perrita en mis brazos. La pequeña bola de pelo, que ahora ya había crecido y estaba más grande, comenzó a moverse contenta e inquieta.

-¿Cómo estás, bonita? -acaricié su barriga, consiguiendo que se relajara-. Te gusta que te haga esto, eh.

Ella movió levemente su cabeza, como diciendo que sí, a lo que yo respondí con una risita.

-La verdad es que no es tonta -dijo Justin a la vez que bajaba mi maleta y la dejaba en el suelo.

-¿Tú también quieres que te rasque la barriga o qué? -bromeé, caminando hacia donde se encontraba él.

-Eso no precisamente -vaciló, negando con su cabeza-. Pero no me quejaría si me dieras tantos mimos como a ella.

-¿Estás celoso, Bieber? -pregunté divertida.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora