Capítulo 40.

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·Narra Aira·

Me desperté con un tremendo dolor de cabeza y no dudé en echarle la culpa al alcohol. Sin duda, había sido el protagonista de mi noche anterior y ahora pagaba las consecuencias.

Escondí mi cabeza en la almohada y un aroma a colonia de hombre inundó mis fosas nasales. Entonces, sin querer, una sonrisa tiró de mis labios al reconocer ese olor que tanto me encantaba.

Giré mi cuerpo y me coloqué de lado, de manera que pude observar cómo Justin dormía plácidamente a mi lado. Sus ojos cerrados le daban un aspecto tranquilo y sus labios se veían más gruesos de lo normal. Estaban hinchados y conservaban su color rosado habitual.

Me acerqué un poco más hacia él con cuidado de que mis movimientos no le despertaran y me quedé a tan solo unos centímetros de su rostro. Me gustaba apreciarlo desde una corta distancia, fijarme en ese lunar que tenía en la mejilla y en cada detalle de su piel.

Quise recoger un mechón de pelo que cayó en su frente y echarlo hacia atrás para apartarlo de su cara cuando sus ojos se abrieron, encontrándose con los míos.

Al principio, pareció estar algo desconcertado y volvió a cerrarlos, pero segundos más tarde los frotó con los puños de sus manos. Tras ello, los abrió de nuevo y los vi de un color más claro, como si se hubieran tintado de un color verde.

-Así sí que son buenos días -susurró con una voz ronca que salió de lo más profundo de su garganta.

-¿Lo son? -pregunté sin poder deshacer la sonrisa que se acababa de formar en mis labios.

-Me acabo de despertar a tu lado, por supuesto que lo son -aseguró, envolviendo mi cuerpo con una mano para acercarme más a él.

Recortó la poca distancia que existía entre nosotros y dejó un suave beso sobre mi frente. Al sentir sus labios sobre mi piel algo en mi estómago estalló de felicidad y es que solo él sabía desatar huracanes en mi interior con muy poco.

Me perdí en aquel momento y cuando me di cuenta acababa de besar también mis labios, esta vez de forma más breve y delicada.

-¿Qué tal has dormido? -me interesé mientras acariciaba su brazo desnudo.

-Muy bien -asintió con su cabeza-. ¿Y tú?

-Igual, pero ahora me duele un poco la cabeza -admití, haciendo una mueca.

-¿Quieres una pastilla o algo? -se preocupó de inmediato.

-Oh, no, tranquilo -negué-. Se me pasará.

-¿Seguro? -me miró con una ceja alzada.

-Sí, seguro -le sonreí.

Nos quedamos unos segundos en silencio y después se levantó de la cama, quedándose unos segundos sentado en la esquina justo donde terminaba.

-¿Dónde vas? -pregunté curiosa.

-Creo que yo sí voy a tomarme algo -reconoció, antes de desaparecer por la puerta.

Escuché sus pasos por el pasillo y aproveché para ir al baño. Formé un estanque de agua fría en mis manos y a continuación lo estampé en mi cara para despejarme. Después, peiné un poco mi pelo con mis propias manos para dejarlo algo liso y cepillé mis dientes.

Al salir, me encontré con Justin que sujetaba un vaso de agua en su mano. Repasó mi cuerpo con su mirada y consiguió ruborizarme. Apenas vestía con mi ropa interior, un sujetador de encaje y un tanga del mismo color.

Sin decir nada, nos intercambiamos los papeles y a la vez que yo volví a la cama él se encargó de entrar en el baño.

Cogí mi teléfono móvil y, como cada mañana hacía, me encargué de enviarle un mensaje a mi madre. Esta vez le conté que ya había sido la fiesta del lanzamiento del disco y que volvería en dos días.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora