Capítulo 34.

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·Narra Aira·

-Se me ha dormido el culo, esto de conducir durante tanto tiempo es una basura -comentó Bibi, sujetando con sus manos el volante.

-Tranquila, ya queda menos... -intenté consolarla.

Tan solo estábamos a unos pocos minutos del pueblo. Habíamos decidido volver para pasar tiempo con nuestras familias, aunque solo iban a ser cuatro días.

-Tengo ganas de ver a mis padres, hará como un mes que no los veo -mi amiga colocó un mechón de pelo detrás de su oreja, asegurándose de que no se interpondría más en su camino, impidiéndole la visión.

-¿Tanto tiempo hace? -abrí mi boca.

-Claro, la última vez que vinimos tan solo estaba mi hermano.

-Tienes razón, ya me lo comentaste -recordé.

Los padres de Bibi viajaban mucho por cuestiones de trabajo y por eso casi nunca paraban por casa. Llevaban varios negocios de cadenas hoteleras y eso significaba que cada semana les destinaban a diferentes lugares. Prácticamente vivían ella y su hermano solos, salvo veces contadas en las que sus padres tenían unos días libres y aparecían para descansar e intentar hacer una vida normal.

-Les preguntaré si tienen algún puesto de trabajo para ti -bajó el volumen de la radio para hablar tranquilamente, sin que nada nos molestara-. ¿Todavía no has encontrado nada?

-No -suspiré, algo frustrada-, pero no voy a parar hasta conseguir algo.

-Esa es la actitud, nena -sonrió.

-Seguro que acabo en una cafetería o algo así -curvé mis labios hacia abajo-. Con mi experiencia no puedo pedir mucho más.

-No discrimines el hacer un buen café y servir a la gente -me miró de lado.

-No lo discrimino, pero no me gustaría dedicarme toda la vida a ello -me encogí de hombros y descansé mis manos sobre mis muslos.

-¿Y por qué no decides estudiar? -preguntó, audaz.

-Nunca me he parado bien a pensarlo -mordí mi labio inferior.

-¿Por qué? Yo creo que sería una buena idea -mostró su opinión.

-No sé... -giré mi cabeza y me detuve a mirar por la ventanilla-. Mis padres nunca se han podido permitir pagarme grandes cosas, así que nunca me ha venido eso a la cabeza.

-Pero ahora consigues tú sola tu propio dinero, puedes ir a por lo que deseas -prosiguió.

-No llego a tanto, Bibi.

-Seguro que si ahorras un poco de lo que ganas con las sesiones puedes pagarte lo que sea -insistió.

-Todo es mirarlo -bufé-, el problema es que ni yo misma sé lo que quiero...

-Sí lo sabes, pero no lo quieres ver -concluyó.

Y tenía razón. Yo siempre había sido una persona soñadora y tenía tantas ilusiones que terminaban resumiéndose en nada de lo inalcanzables que las veía.

-No quiero pensar en eso ahora mismo -desistí.

-Esa no es la solución, Aira -dijo a modo de reprimenda-. Tienes que ir a por todas, tu futuro solo está en tus manos.

-Odio esta clase de conversaciones -confesé.

-¿Por qué nos mudamos a la ciudad? -continuó, sin detenerse a escucharme-. Para aspirar a grandes cosas y no conformarnos con lo que tenemos alrededor.

Diferentes Estrellas #1 [Justin Bieber]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora