Capítulo diecinueve.

290 22 1
                                    

Deneb.

Íbamos corriendo por el pasillo, directos a la sala de armas, todos estaban alerta y la verdad es que yo no entendía nada pero aun así se sentía la adrenalina correr por todo mi cuerpo; era algo ridículo, pero lo que todos decían acerca del poder de la sangre Cygni era real, tan real que podía sentir el poder y la energía fluyendo a través de mis venas.

— ¿Qué demonios está pasando? —preguntó Dené—. ¿Qué es nivel 3?

—Oscuros tratando de cruzar la zona de despegue para salir de Cygni —explicó Ross.

No nos sirvió su explicación porque de cualquier modo no sabíamos cuál era esa zona.

Al llegar en segundos a la sala de armas ésta ya estaba ocupada por lo que supuse era el otro escuadrón. Denébola y yo no teníamos mucha idea de lo que debíamos hacer pero nos encogimos de hombros y tomamos nuestras respectivas armas. Yo me fui a tomar uno de los arcos y muchas flechas de provisión, aunque también me armé con un par de cuchillos. Dené fue por su par de lanzas y escondió un par de cuchillos en su botas, al igual las demás. No había mucho tiempo que perder pero todos ellos ya estaban acostumbrados a trabajar bajo presión, así que no les costó mucho prepararse.

—Se siente bien salir después de tanto tiempo castigada —soltó Sinistra en algún momento donde todos preparaban sus armas.

—Esto no es un juego —la regañó Electra.

—Vamos... —el látigo de Venia pasó rozando mi cara y le mandé una mirada llena de reproche. ¿Qué iba a hacer si mi bello rostro ya no era tan bello?—, debemos de disfrutar acabar con ellos —terminó de decir.

El padre de Ross llegó al segundo siguiente, él no venía preparado para pelear y me di cuenta que en Cygni era igual que en la Tierra: los de arriba no se ensuciaban las manos peleando. Todos mostraron una señal de respeto hacia él, pero ni Denébola ni yo le debíamos nada así que...

—Nuestros guardianes ya están peleando con Oscuros que intentaban cruzar la línea de despegue, son dos naves pero tenemos en nuestro radar a otras tres acercándose con rapidez. Cada escuadrón tomará dos naves. Vamos, salgan. Ahora —ordenó Errai y se apartó para que los demás saliéramos.

—Que Denébola siga a Sinistra y Deneb a Atria —dijo Ross a la cabeza.

Sonreí como si hubiera ganado que sólo yo conocía, sabía que Atria se ponía nerviosa en mi presencia y la verdad es que me gustaba causar sensaciones en ella. El rostro de Atria la mayoría de veces no expresaba nada y cuando se trataba de una batalla... mucho menos, sólo se concentraba en su objetivo.

—No me vayas a dejar atrás —bromeé con ella mientras todos bajábamos las escaleras para llegar a las naves.

—Deja de jugar —me riñó.

El otro escuadrón tomó un camino parecido pero al final se desviaron un poco y fueron a dar a otro lado, supuse que nos encontraríamos eventualmente.

Cuando el 707 por fin llegó a la naves éstas ya estaban listas para despegar, las turbinas estaban encendidas y la rampa lista para que subieramos por ella.

—Probablemente será una batalla aérea así que... Jabbah adelantate y serás nuestro frente. Espera —dijo en un segundo y al otro ya estaba con algo en la mano, algo como un chicharo gigante. No lo iba a decir en voz alta pero su super velocidad era bastante genial—, mantente en contacto —Jabbah asintió una sola vez, le dedicó una sonrisa a Electra y desplegó sus alas para emprender el vuelo—. Venia y Lyrae, están a cargo de una nave. Atria, Deneb y Electra van con ellas.

Cygni.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora