Capítulo treinta y siete.

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Deneb.

¿Cómo se puede elegir entre dos personas que amas con la misma fuerza? ¿Cómo puedes elegir entre dos partes de ti?

Denébola me dio la opción de quedarme en Cygni y estar con Atria el resto de mi vida, lo hizo porque ella me amaba y me dejaba libre, pero esa decisión implicaba perderla a ella por el resto de mi vida, no la volvería a ver si me quedaba, tampoco a mis padres o a nadie de la Tierra, viviría en otro planeta con nuevos amigos y con la mujer que quería fuera mi compañera de vida.

Pasé la noche entera pensando en qué hacer, quería ambas cosas y no había una opción que me las diera. Dené no iba a querer quedarse y Atria nunca se habría planteado el irse. Incluso pensé la posibilidad de ir de visita a la Tierra en ciertas ocasiones pero estaba seguro de que no se me iba a permitir eso, o venir de visita a Cygni desde la Tierra pero no tenía una nave y para que Brentham Technologies lograra descubrir esa tecnología faltarían años. Cualquier decisión que tomara sería vista por la otra como un acto de poco amor o menos amor, pero no era nada de eso.

Faltaba poco para que la nave que iría a Tierra despegara, yo llevaba toda la noche escondido en forma de aire por todos los pasillos de la Academia, pero cuando la hora se acercó subí a los dormitorios y deambulé por ahí, subí y bajé volando muchas veces porque no sabía qué hacer.

Dené pasó a mi lado pero ella no supo que yo estaba ahí, iba bajando las escaleras con Sinistra y pasaron a mi lado sin imaginar que yo estaba observando todo. Me concentré en ver su rostro, lucía bien pero en su mirada aún estaban las grietas que tenía desde la guerra, a eso se le sumó que miraba todo con nostalgia, estaba bien por irse pero era una buena partida sólo a medias.

Desde que era un niño me prometí que siempre cuidaría de mi hermana, que no había forma alguna de que me alejara de ella porque yo siempre la protegería; Denébola Brentham podía ser muy ruda cuando quería, podía ser muy fuerte, muy audaz e inteligente, pero era frágil por dentro y yo debía de protegerla para que no sufriera. Sin embargo, no había estado ahí cuando era necesario, la realidad era que Dené ya no me necesitaba. Pero la verdad era que yo quería estar con ella pero también quería quedarme en Cygni.

Volví a mi forma humana, los minutos seguían corriendo, la nave partiría y yo no había tomado una decisión pero me di cuenta que no iba a poder hacerlo. Corrí escaleras arriba hasta el piso donde mi dormitorio estaba, pero no iba a buscar mis cosas ni mi ropa, fui a buscar una respuesta.

Toqué la puerta de Atria sin esperar una respuesta, entré sin ver si me abría o no; ella estaba de pie a lado de la cama, al igual que yo, tenía la misma ropa que la noche anterior y no parecía que le importara, se extrañó al verme pero no dijo nada.

—Denébola me dijo que podía quedarme si eso era lo que quería.

— ¿Y... eso es lo que quieres? —preguntó con delicadeza, pero no con esperanza porque ella entendía que para mí esto era muy complicado.

—Tú sabes que sí —admití—, pero también sabes que quiero a Denébola es mi vida.

—Yo no te estoy pidiendo... —susurró.

—Lo sé —me acerqué a ella y tomé su cara entre mis manos, creí que un día antes había sido la despedida y fue lo más doloroso que alguna vez había hecho. Atria, la primer mujer que amé y elegí hacer de mi familia, y quizá tenía que dejarla ir—. Sé que eres buena, que eres la mejor persona que voy a conocer algún día. Eres el amor de mi vida, todo lo soy es tuyo, si me aceptas.

— ¿Qué... qué quieres decir?

—Perdóname por hacer esto, pero te pido que me salves una vez más —besé la punta de su recta nariz—. Elige por mí. Si me dices que me quede, me quedaré a tu lado por siempre. Pero si me dices que me vaya, te amaré sólo a la distancia.

Cygni.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora