Capítulo treinta y cinco.

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Deneb.

Una semana después de la Ascensión las cosas empezaban a tener un rumbo un poco más normal, no como lo recordaba antes de irme a la zona Oscura pero al menos veía a todos un poco más estables. Esa semana había sido de poca actividad, al menos lo fue para mí, esa semana fue de reasignaciones, nuevos trabajos que hacer y puestos vacíos que cubrir, también se formaron nuevos escuadrones pero ninguno había salido todavía a pelear, sólo fueron asignados y fue todo.

Los primeros días después de la Ascensión fueron muy deprimentes, la gente de Cygni no se la pasó llorando en cada rincón pero a pesar de ser tan fuertes y duros, se podía sentir el dolor en todos ellos.

Quizá el único que no tuvo tiempo de sufrir como los demás fue Ross, porque al tomar el lugar de su padre tenía más trabajo que nunca y pocas veces se le veía, o al menos yo no coincidía con él. Poco importó que él no tuviera tanto tiempo, porque su equipo se había dispersado por completo; yo recordaba, antes de irme con los Oscuros, que todos ellos se reunían en cierto momento en el comedor, comenzaba a ser parte de esas reuniones, quizá menos que Dené pero aún así fui testigo de sus pláticas o de sus bromas, sin embargo se habían acabado.

Ross trabajaba demasiado, supe que él estaba detrás de la organización de todo porque Sinistra le había contado a Atria, y ésta a mí. Al parecer la única que lo veía un poco más era Sinistra, ellos dos habían iniciado una relación y al parecer les estaba funcionando, aunque yo no tenía idea de cómo habían llegado a ese punto. Ella, Sinistra, parecía la más entera de todos, iba de un lado a otro pero no peleando u otra cosa de su costumbre, se aseguraba de que las cosas estuvieran en orden sólo para que el caos fuera menos.

Por otro lado, no había vuelto a ver a Lyrae ni a Electra desde el día que las había visto totalmente perdidas; seguían es sus castrum y no se habían vuelto a parar por la Academia, Izar, que sólo fue dos ocasiones en esa semana, dijo que Electra estaba teniendo problemas con su poder. Al parecer, su estado de ánimo afectaba tanto a su bebé que éste usaba el poder de su madre o el suyo, no estaban seguros, pero Izar dijo que él se encargaría.

Creo que Denébola sabía más de lo que estaba pasando, pero no hablábamos de eso. Durante esa semana mi hermana se había apartado de mí y del resto, excepto de Sinistra, por supuesto. Días atrás había intentado hablar con Dené y para mi suerte, ella que estaba más tranquila, me recibió de buena gana; le pregunté qué le pasaba y pedí que fuera muy honesta conmigo.

—Lamento si he sido un dolor de cabeza estos días, créeme que lo que menos quiero es ser un problema —intentó sonreír pero no lo logró, llevaba días sin verla realmente sonreír y eso me preocupaba. Todo ese tiempo parecía un zombie total, tenía ojeras y bolsas bajo los ojos, no estaba seguro de si dormía, parecía enferma—. No sé por qué piensas que estoy enojada contigo pero no es así.

—Pero... tampoco siento que las cosas sean como antes. Nosotros... no sé, es raro —le confesé. Era cierto, parecía que ya nos nos conocíamos, no era como cuando estábamos en la Tierra.

—Cambiamos, todos lo hacemos. Cambiamos constantemente, es parte de crecer, y quien permanezca igual por un largo tiempo, algo está haciendo mal.

Se acercó para abrazarme, la recibí extrañado y preocupado por su comportamiento, pero deseoso de poder estar con ella con normalidad. Eso fue todo lo que me dijo, los días siguientes intentó actuar normal, como si nada entre nosotros estuviera mal y quizá así era, simplemente que nosotros, por separado, no éramos los mismos. Atria me dijo que no debía presionarla, que seguramente tenía muchas cosas en la cabeza y que no debía agobiarla con más.

Dejé a Denébola en paz por esos días, la traté como si nada pasara y me concentré en ayudar a Atria a superar su nerviosismo. A ella aún le afectaba la oscuridad, cuando los lugares eran demasiado oscuros pensaba que estábamos en la zona Oscura rodeados de todos ellos y comenzaba a actuar con paranoia, cuando dormía le pasaba algo parecido. Decía que no iba a estar tranquila hasta que el último Oscuro desapareciera de Cygni, no quería descansar durante esa semana, quería ir con el Consejo e involucrarse ella misma en la búsqueda de los que huyeron o los que se escondieron antes de que la pelea acabara, pero Iotos y Ross le negaron eso.

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