Ojos Azules.

669 51 12
                                    

-¿Gusta?
-¡Pero por supuesto!- tomé otra más.- ¿Qué bebida es esta?
-Piña colada con extra shot.
-¡Qué delicia!

El mesero se fue y enseguida seguí viendo a todo mí alrededor mientras caminaba cuando sin querer topé contra un chico de cabello rosado.

-¡Oops! ¡Discúlpeme!
-No hay nada que disculpar.- se dio la vuelta para quedárseme viendo fijamente a los ojos.- Perdóname a mi por estar en tu camino...
-Me imagino que son las bebidas,- argumenté apenada.- están un poco cargadas y he tomado unas cinco de ellas.
-No se diga más, pediré que no les agreguen tanto alcohol.
-¡No, no!- se detuvo en llamar a un mesero.- Está bien, de todas maneras me gustan y me agradan.
-¿Estás segura?- asentí al momento que miraba detrás suyo, él estaba junto con otros tres hombres más y fue cuando morí de la vergüenza, pensarían que soy una borracha.
-S-sí...
-Belleza, ¿te encuentras bien? Tus mejillas están completamente rojas.
-Ahh... Es el alcohol seguramente.- recordé que mis mejillas se tornaban aún más rosadas cuando ingería alcohol.- Iré a verme de todas maneras al espejo, hasta pronto.

Salí disparada de esa situación tan embarazosa, deseé que la tierra me tragara pero no todo se hace realidad en este mundo. Poco tiempo después pasó otro mesero y tomé otra bebida, el alcohol se había escapado de mí sangre después de esa situación.
Me calmé y seguí caminando tranquila, a lo lejos miré a un hombre sumamente elegante de cabello platinado con un traje rojo escarlata, reconocí que era nada más y nada menos que el buen Maximillion Pegasus, decidí acercarme ya que después de todo él había dado conmigo y mí dirección.

-¡Pero que tenemos aquí!- interrumpió una charla con otros dos hombres.- ¡Qué belleza tan genuina la suya, mí hermosa dama! Quisiera saber de qué puerta del cielo viene.
-Puerta del Infierno, querrás decir.- pensé con gracia mientras saludaba a lo lejos y fue entonces cuando miré a los dos hombres que se daban la media vuelta para mirar a quien Pegasus saludaba, un hombre cualquiera y al lado de él, el gran Seto Kaiba.
-Es un enorme placer el conocerle, señorita Tn____.- dijo al tiempo que tomaba delicadamente mí mano para besarla.- Y tenerla aquí, en mí humilde morada es toda una odisea de gracia.
-El placer es todo mío, Maximillion Pegasus.
-Querida, sólo dime 'Pegasus', no hay necesidad de tanta formalidad.- sonrió.- Estoy sumamente emocionado por el show que impartirás en unos minutos.
-¿¿En unos minutos??- pregunté nuevamente haciendo que el alcohol bajará con rapidez de mí sangre.
-Sí, así es, querida, ¿no te notificaron acaso?
-Sí, bueno no, es sólo que llegué hace como hora y media y estuve caminando por el lugar impresionada y...
-¡Oh! ¡¿Cómo puedo ser tan distraído?!- se llevó una mano a su frente.- Te presento a estos  dos hombres.- dijo acercándome a ellos.- Él es el Señor Heartland.
-Un gusto, señorita.- dijo extendiéndome la mano para saludarle.
-Y él- prosiguió Pegasus.- es el joven Kaiba.
-Hola...- dije tímida extendiéndole la mano pero no obtuve respuesta de él mas que una dura y fría mirada que transmitía imponencia.
-No hay que ser groseros, jóven Kaiba, después de todo, debes saber que con una dama no se debe de ser grosero,- me miró fijamente al rostro.- y mucho menos con tal joya de semejante belleza.

Tragué saliva, era mucho alardeo y labia de éste hombre que no sabía si dar por sentado que era su real manera de ser o si solo se encontraba fingiendo y actuando. En cuanto al famoso Kaiba, no sabía que era un semejante patán y grosero con la gente.

-¡¡Oye tú!! ¿¿¿Qué estás haciendo aquí???- sonó una voz familiar que me salvó de otra situación incómoda.
-¿¡Mokuba!?- comprobé que si Mokuba estaba aquí era por algo.
-¡Soy yo! ¡Qué pequeño es el mundo!
-Y que lo digas...
-¡¡Qué emoción, se conocen de hace tiempo!!- exclamó Pegasus.
-En realidad de hace días.- corrigió el niño.

Kaiba me miraba fijamente con esos penetrantes ojos azules oscuros como si de cazar a una presa se tratase; no parpadeaba, no se inmutaba y ni siquiera transmitía emoción alguna, sentía que me juzgaba con dureza muy dentro de sí por tener algo que ver con su hermano menor.

-Entonces era este el evento al que debías asistir.- asentí.- No sabía que también manejabas una gran empresa.
-No realmente.- me encogí de hombros algo apenada.
-Así es, joven Mokuba, Tn____ se dedica a ser artista y modelo en sus tiempos libres y vaya que ambas cosas le sientan demasiado bien.- me sonrió a lo que me limité a abrir los ojos aún más.
-Bueno, déjame decirte que la opción que elegiste para vestir te queda muy bien.- sonrió.
-Gracias, Mokuba.- sonreí ligeramente.
-Claro que sí, querida, te ves celestialmente bella.- comenzaba a asustarme sobre todo por hablar casi siempre como si de escribir una novela o un poema se tratara.
-Gracias, creo que me voy a preparar de una vez...
-¡Espera!- Mokuba me detuvo de la mano.- ¿Qué harás aquí?
-Daré un show musical, presentaré mis más recientes sencillos y también aquellos que más han tenido éxito.
-Increíble, veamos entonces qué tienes por ofrecernos.- habló entusiasmado.
-Sí, solo escucha.- sonreí un poco más confiada.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora