Platinio.

497 41 2
                                    

Kaiba puso en marcha su automóvil y salió en camino rumbo a Platinio. Sentía que debía observar, estar presente y conocer la situación y a la persona.

Y mientras tanto, yo producía un espectáculo, volví a beber unas cuantas bebidas junto con unas cuantas cervezas y al no haber ingerido comida con anticipación, el alcohol hizo de las suyas con rapidez. Me encontraba en el auge del momento, adrenalina, emoción y un alto nivel de entusiasmo estaban dentro de mi.

Y mientras tanto, Kaiba se había adentrado al recinto, la gran cantidad de gente le impedía ver con facilidad y como jamás estuvo acostumbrado a que las multitudes de personas le sofocaran y aturdieran, le fue fácil quejarse con frecuencia una vez dentro.
Divisó mí persona a lo lejos, sobre la tarima ya terminando mí espectáculo y bajando los escalones con un leve tambaleo debido al alcohol. Siguió de incógnito con su fría mirada cada uno de mis movimientos y pasos, las personas con las que tenía contacto y cada una de mis acciones.

Yo no alcancé a mirarle, yo ni siquiera sabía que él se había tomado la "molestia" de asistir a mí presentación en Platinio, mirarme alcoholizada y divertida como si en ese momento yo fuera la diosa en la Tierra, aunque realmente me sintiera así.
Me incorporé a con mis amigos, Tristán me dio una cerveza, Tea se miraba muy cariñosa con Yugi, Joey bailaba muy divertido y ebrio y Bakura me cuidaba con su suave mirada.

-Estuviste sensacional.- me sonrió.
-¡Muchas gracias, Bakura!- sonreí de vuelta, volví a tambalearme y él me sostuvo de los brazos.
-Creo que deberías de cesar un poco con las bebidas,- habló.- no me gustaría que al día siguiente tuvieras una resaca muy fuerte.
-Creo que tienes razón, Bakura.- le entregué la botella.- Tal vez debería irme a casa ya.
-Me gustaría acompañarte.- habló.- Claro... Si tú gustas.- se llevó una mano detrás de su cabeza.
-Sería un honor.- sonreí.- Vamos.

Nos despedimos y salimos de la pista, teníamos que bajar unas escaleras y al momento de hacerlo crucé mirada con un chico que vestía una gabardina púrpura oscuro, pantalones oscuros y una camiseta azul naval de botones, tal mirada de aquel chico me había sido sumamente familiar pero nunca recordé a quien, su mirada fría y analítica eran dos claves subjetivas de esos ojos azul zafiro, no parpadeó y no apartó la mirada de encima siquiera.

Antes de bajar los escalones Bakura me tomó de la mano haciéndome sonrojar levemente, me comentó que temía que pudiera caer y que por eso lo hacía a lo que yo asentí con vergüenza. Mientras bajábamos, alcancé a escuchar que alguien gritaba mí nombre. Di la media vuelta, era Brûno.

Brûno es un chico de tez pálida, cabello oscuro y ojos negros con quien estuve saliendo por dos meses. Dejamos de tener algo entre nosotros debido a que Brûno era demasiado coqueto y atrevido con las mujeres, nunca me llamó la atención la labia y el alardeo en los hombres, era una de las razones por las que Pegasus me había cansado tanto aquella noche que presenté en su castillo, seguramente era uno más del montón.

-Estuviste excelente.- comentó a lo que rápidamente bajó mirada hacia mí mano entrelazada a la de Bakura.
-Gracias, Brûno.- sonreí, noté que Bakura comenzó a tensarse.
-¿Crees que podamos hablar brevemente?- miró fijamente al chico de cabello blanco.
-Tengo que irme ya, Brûno.- argumenté.- Tal vez en otra ocasión.
-Por favor,- insistió.- será breve y rápido, lo prometo.
-Está bien.- miré a Bakura.- Bakura, puedes irte si gustas, no quiero quitarte tu tiempo.
-Está bien.- contestó serio.- Nos vemos, Tn____, tienes mí número si necesitas algo.- Asentí.

Nos hicimos a un lado, Bakura bajó las escaleras y salió del lugar, muy probablemente tenía bastante sueño para irse a su casa y finalmente descansar. Noté que aquel hombre de cabello castaño y ojos zafiro estaba en la parte superior de las escaleras mirándonos fijamente a mi y a Brûno, preferí no prestar atención, muy probablemente se encontraba bajo algún efecto de narcóticos o simplemente ebrio.

-¿Qué sucede Brûno?
-Sabes, estuve pensando bastante en estos días en lo que tú y yo tuvimos alguna vez. Realmente extraño tener contacto contigo, salir de vez en cuando, bromear y reír juntos.- hizo una pausa y suspiró.- He cambiado.
-La gente dice muchas cosas, Brûno.
-No, esto es real.- aseguró.- Es un cambio total y firme, verdaderamente extraño tener contacto contigo, eres una persona bastante única y especial.
-Sabes,- comenzaba a abrumarme.- tengo que irme ya.
-Por favor, dame una oportunidad.- me detuvo del brazo derecho mientras me daba la media vuelta.- No te arrepentirás, lo prometo, he cambiado, las cosas han cambiado, mí manera de ser ha cambiado y yo...
-Podemos hablar de esto después, Brûno.- me percaté de varia gente que nos miraba repentinamente y aquel chico de ojos profundos seguía exactamente en la misma posición y con el mismo gesto en su rostro.- Tú perdiste a alguien que te quería realmente.
-Lo sé, quiero remediarlo, quiero hacer las cosas bien.
-No puedo ya.
-Pero...
-De hecho, ni siquiera lo quiero, Brûno.- observé una mueca inhibida y sorprendida.- Nos vemos luego.

Me apresuré a bajar los escalones como pude y salir de Platinio, entre tantos periodistas lo mejor que pude hacer fue cubrirme con mí saco y salir desapercibida. Me iría caminando a mí departamento ya que quedaba a unas cuantas cuadras de Platinio. En una cruzada rápida de una calle del centro de Domino estuve a punto de ser atropellada por un hermoso y brillante auto negro haciéndome permanecer en medio de la calle y frente a él con miedo a que pudieran secuestrarme o proseguir pero no hubo reacción salvo a las luces que me aventó a la cara, reaccioné y seguí mí camino sin saber que Seto Kaiba eran quien iba sobre aquel automóvil de lujo.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora