Aceptación.

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Llegué a casa de Tea a punto de explotar por contarle el gran suceso que había ocurrido frente a la Corporación Kaiba.

–¡Suéltalo!– ordenó sumamente curiosa.

–Bakura fue a buscarme a Kaiba Corp.– contesté tomando asiento sobre su cama.

–¡No sabía que volviste a trabajar a Kaiba Corp.!

–Es una larga historia que luego les contaré...– hablé.– Lo importante ahora mismo es Bakura.– dije alarmada.– ¡Es impresionante el nivel de descaro que optó el día de hoy, Tea! ¡Te juro que si vuelve a pararse frente a mi para tocar el tema de nuevo...!

–Pero se supone salía con Shell...

–¡Exacto! ¡Se supone!– pausé para contenerme y poder explicar las cosas paso a paso.– Llegó con bastante urgencia, según él, tanto que hizo que el subordinado de Kaiba subiera hasta el piso en el que yo me encontraba para buscarme ¿¡Entiendes eso, Tea!? Después, cuando bajé me llevó al parque público que se encuentra frente a KC, comenzó a hacerse el niño inocente y perdido que no pude más soportar su falsa pinta de mosca muerta que de mi nacieron mil y un reclamos para él... Tanto que cuando le reproché lo de Shell estuvo a punto de insultarme, ¡insultarme, Tea! ¡Insultarme él que había sido quien tuvo la culpa!

–¿¡¿Qué, qué?!?– la castaña abrió los ojos como dos freesbee.– ¡Bakura no puede ser así! ¡Él no...!

–¡Él sí, Tea! Te digo que es una vil mosca muerta, no le dejé terminar ninguna frase, ni siquiera cuando intentó insultarme porque... Porque lo golpeé.

–¿¡CÓMO DICES!? ¡¡TN__!!– se llevó una mano a la boca por la gran sorpresa que se había apoderado de ella en ése instante.

–No me arrepiento de nada.– comenté con berrinche cruzándome de brazos y cerrando los ojos.– A mi nadie me insulta y mucho menos trata de burlarse de mi.

–Los hombres son muy curiosos sabes...– habló con un pequeño toque de inseguridad en su rostro y palabras, la castaña parecía guardar algo.

–¿Todo bien, Tea?– cuestioné atenta.– Pareces algo insegura. ¡Oh! ¡Espera! Ese comentario suena a algo.– comencé a reír.– ¿Acaso sales l te gusta alguien?– mí ceja se arqueó divertida sin despegar mí mirada de sus ojos.

–¿¡Qué!? ¡¿Acaso te encuentras bien?!

–Hahaha, Tea, estúpida no soy.– tomé su rostro para evitar que desviara la palabra y junto con esta, su mirada.– ¿Quien es el afortunado de salir con semejante guapura, eh?– sonreí, amo hacer sentir bien a mis amigos con comentarios verídicos y constructivos.

La castaña optó por una pose algo insegura y tierna, sus mejillas se encendieron con furor y comenzó a jugar con sus manos como si fuera una niña pequeña que se encontraba en peligro o ante el público durante un recital. El bombillo se encendió en mis neuronas, estaba claro que sus sentimientos se debían a alguien cuyos ojos son del color de la fulgurosa lava cuando toca vegetación salvajemente.

–Acaso será... ¿Yugi?– con una sonrisa pícara la observé de reojo.

–¿¡Q...qué!? ¿¡¿¡Y tú cómo...!?!?

–Eso es un sí.– carcajeé triunfante.

–¡¡NO!! Bueno...

–Tea, he visto como miras a Yugi, además eres mí mejor y única amiga femenina, realmente no es complicado saber qué tanto te fascina al momento de que el te dirige la palabra y tú observas atentamente aquellos cuarzos que tiene en sus ojos.– sonreí.– Y no es malo, al contrario, Yugi es un muy buen partido para ti, es buen chico, caballeroso, tierno, gentil y lo más importante es que no es coqueto con las mujeres. El único detalle radica en... Su estatura, lejos de ahí, todo bien.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora