Temor y Confusión.

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Camino a Kaiba Corp. fumé un cigarrillo, tal vez serviría de algo para tratar de despertar un poco más ya que la noche anterior había estado llorando por bastante tiempo, mis ojos se encontraban fatigados, tristes u un tanto inflamados mientras que la cabeza palpaba ligeramente con un poco de dolor, era una resaca sin alcohol y con mucha sal.

Llegué y esta vez saludé a Roland sin mirarle a los ojos, no quería que nadie se percatara de lo patética que me miraba por haber llorado y más si se trataba de un hombre, de todas maneras podría justificarme con la explicación de haberme quedado leyendo toda la noche.

Al salir del ascensor me topé nada más y nada menos que con aquella persona que tanto quería evitar, aquella persona que estaba despertando emociones dentro de mi.

–Kaiba...

–Tn__

Ambos hablamos nuestros nombres al mismo momento que rápidamente nos encontrábamos cara a cara.

–Buenos días.– hablé rápidamente esquivando su mirada, lo que menos quería era que me observara en tal estado.

–¿Está todo bien?– su fuerte y masculina voz resonó en el lugar.

–Todo bien, estaré esperando las tareas y pendientes de hoy. Hasta al rato.

Accedí a mí oficina con rapidez y soltando un gran respiro tomé asiento en aquel divertido asiento que usaba para dar vueltas cuando me encontraba aburrida.

–"Lo mejor será que renuncie, sé que no llevo ni la semana aquí pero no puedo darme el lujo de sufrir por alguien, mucho menos por ti."– mí voz comenzó a quebrantarse.

Contuve mis lágrimas junto con un ajustado nudo en mí garganta, esto no podría estarme sucediendo a mi, podía decirse que era la primera vez que sufría por amor y no me estaba gustando en lo absoluto.

Me detuve abriendo grandes mis ojos, no había ocurrido nada con Kaiba anteriormente, no sabía el por qué de tal reacción mía si no estuvimos saliendo pero ¡oh! ¿A quien engaño? Realmente me estaba volviendo loca por él y él nunca se fijaría en una persona como yo, él se fijaría en una mujer como la hermosa egipcia, aquella que con su abundante melena oscura imponía deidad y respeto, aquella que con sus infames ojos templados dejaba admirar un precioso arte plasmado en ellos, aquella que con su escultural cuerpo podría hacer que cualquier hombre cayera rendido a sus pies. Tenía que dejar de lado todos mis sentires hacia un amor muy probablemente no correspondido.

Salí de la oficina con rumbo a bajar y fumarme un cigarrillo, era precisamente lo que necesitaba, pero grande fue mí sorpresa encontrarme a Kaiba fuera de su oficina, levantó su mirada para observarme con atención como si estuviese esperando algún dialogo nacer de mis labios, yo únicamente me limité a bajar la mirada y posicionarla en mí cajetilla de cigarros y mí encender y así pasar 'desapercibida'.

–Oye.– alternó su voz en el silencio de aquel lugar.– ¿Qué está sucediendo?

–¿Ah? ¿Perdón?– distraída salí de mis pensamientos.

Se levantó del sillón del que se postraba pensativo y se acercó ante mi, seguí sin dirigirle mirada alguna, temía que localizara toda aquella ansiedad y temor que estaban siendo almacenados dentro de mi y de mis ojos.

–Mírate.– habló con un tono golpeado.– Te ves sumamente cansada ¿no has dormido acaso?

El castaño se había percatado de alguna manera de mí exhausta apariencia.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora