Hospital y una ligera resaca.

560 42 9
                                    

Despertar en un cuarto de hospital no es nada prometedor y mucho menos cuando el causante de tal accidente fue el haber ingerido tanto alcohol, peor aún, lo más probable fue que la prensa estuvo presente en la entrada al castillo y que tal vez pudieron haber grabado todo, saldría en las noticias, periódicos de Domino y hasta en la internet como en primera plana.

-¿Cómo te sientes?- entró Mokuba al cuarto.
-¿Dónde estoy?- miré mí brazo y tenía un catéter en la mano.- Me duele tanto mí cabeza.
-Afortunadamente no te quebraste ningún hueso,- sonrió.- pero debes cuidar la cantidad de alcohol que ingieres, Tn____.

Intenté ponerme de pie pero la aguja en mí mano no me permitía alejarme de la cama, dolía tanto que recordé el jamás llegar a tener una de esas cosas dentro de mí mano. Me quejé del dolor y en un descuido volví a aterrizar en el suelo de un senton.

-¡Tn____!- exclamó Mokuba preocupado.

En ese preciso instante, entro Kaiba con un hombre a su lado vestido con una bata blanca de laboratorio.

-Qué patético ver a una mujer en este estado.- comentó Kaiba.- Das vergüenza.
-¡Hermano!- Mokuba me ayudó a levantarme.
-Me duele tanto mí cabeza...
-Claro que te duele, con ese berrinche que armaste de beber como alcohólica ya caíste demasiado bajo ante los periodistas y la gente de alto nivel.- Kaiba me observaba con desagrado y prepotencia.
-No fue mí intención, yo solo quise pasarla bien y...
-¿Emborrachándote?- preguntó cínico para después soltar una carcajada.- Es de las cosas más deprimentes que he escuchado.
-¡Seto!- exclamó Mokuba.
-Está bien, Mokuba...- Miré a Kaiba detenidamente, no iba a dejar que su arrogancia pasara fácilmente sobre mi.- ¿En dónde estoy?
-En el hospital de Kaiba Corp.- contestó frío.- Mokuba me insistió en darte atención médica debido a la estupidez que hiciste, considérate afortunada que un Kaiba te brinde su mano, niña.

Volteé a mirar a Mokuba y éste me sonrió dulcemente y me saludó agitando su mano, le devolví la sonrisa y me reincorporé.

-Me alegra que este incidente no afecte mí horario laboral, ¿ya puedo irme?
-Me debes dinero, niña. No puedes irte así como así.
-¿Perdón?- pregunté arqueando una ceja, levantándome de la cama y dirigiéndome hacia él.- Pero tú mismo dijiste que es un favor lo que acaban de hacer, yo lo agradezco sobre todo a Mokuba pero tú no estás en posición de ordenarme que debo de quedarme.
-Pero Tn____, es muy pronto aún.- comentó Mokuba tratando de cuidar que no fuera a caer e impactar nuevamente.
-Me siento perfectamente bien, en serio Mokuba.
-Lo mismo dijiste la noche anterior y resultó que te encontrabas ya bastante ebria.- argumentó Kaiba.- De cualquier manera, no me interesa lo que te suceda, el único asunto aquí es que no puedes irte sin pagar.
-¡Ah! ¿Y con qué pago? Si a diferencia tuya, yo no tengo en qué caerme muerta.- alegué.
-No me interesa,- se cruzó de brazos.- tengo que recuperar ese dinero porque el hecho de que estés en una camilla del hospital de Kaiba Corp. ya es bastante costoso.

Volteé a mirar a Mokuba con un gesto de irritación, sin querer me había endeudado con uno de los hombres más ricos de Domino.

-Trabaja horas extra en otro lugar.- añadió el chico de fríos ojos azules.- Si es que siquiera te alcanza para comer de ese hobby tuyo del que vives.
-¡Oye!
-¡HERMANO!

Kaiba se alejó hacia la entrada de un elevador.

-Puedes irte.- señaló mientras accedía dentro del elevador.- Pero recuerda que estás en deuda conmigo y la corporación, así que te encargo saldes lo más pronto posible.- se fue.
-¿Puedo saber cual es su problema?- interrogué severa a Mokuba.- ¡Ugh!
-¿Ya te vas?
-Claro que ya me voy, tengo cientos de cosas que hacer en mí casa y una de ellas es ponerme a pensar de dónde sacaré dinero para pagarle al gran Seto Kaiba y...- miré a Mokuba desanimarse, su pequeña cara mostraba un gesto de ternura y tristeza, fue entonces cuando reaccioné y entendí la situación.- Aunque bueno, podría dejar eso para más tarde,- subió su mirada.- ¿Quieres hacer algo?
-¡¡Sí, claro!!- exclamó un Mokuba contento.- ¿¿Te parece si vamos por aquel helado que me debías??
-Ya tengo deudas por doquier, claro que sí.- soltó una carcajada.
-¡Yo invitó de nuevo!- sonrió entre risas.

Pegue un brinco de la cama, me puse mí ropa nuevamente y salimos del edificio de la corporación directo a la nevería más cercana. Mokuba pidió un helado de chocolate y yo pedí un helado de menta con chocolate, tomamos asiento en una de las pequeñas mesas de afuera y nos pusimos a charlar un rato.

-¿Siempre es así de amargo?- pregunté a Mokuba.- Es demasiado arrogante.
-Seto y yo hemos tenido una infancia dura, Tn_____. Él tuvo que hacerse cargo de mi a muy temprana edad.
-Hm, no es razón para desarrollar tanta arrogancia y ser un desalmado con el resto de las personas.

Mokuba se encogió de hombros. Mientras comíamos, en un momento de silencio y pausa me di cuenta que los ojos de Mokuba hablaban de lo solo que se sentía, soledad y un toque de nostalgia se podían apreciar en aquel inocente rostro.

-Platícame acerca de tu carrera, Tn_____, ¿qué más haces o cómo te movió hacer música?
-Sencillamente me puse a jugar con los aparatos de sonido que uno de mis mejores amigos tiene en su estudio, me gustó y comencé a ir casi a diario a usarlos y jugar con ellos. Es fácil.
-¡Es emocionante!- exclamó a lo que yo sonreí.
-Será mejor que me vaya, tengo cosas que hacer en casa y arreglar mí ropa que mañana voy a trabajar.
-Está bien, Tn____.- asintió.- ¿Nos veremos luego?
-¡Claro! De todas maneras ya sabes dónde vivo y pues, tienes abiertas las puertas a mí casa.- sonreí.
-Gracias, Tn____, tú también eres bienvenida a la mía.
-Pensaré dos veces en ir,- bromeé.- gracias.

Nos despedimos y cada quien emprendió camino a sus hogares. La cabeza aún me retumbaba un poco, mí mano estaba irritada de dónde habían inyectado la aguja haciendo que por mí piel corriera un escalofrío muerto y terrible al tan solo recordarlo.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora