Reencuentro Inesperado.

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Después de unas cuantas bocanadas de humo y la compañía de Mokuba a su lado, ambos regresaron a la oficina. Para la rubia no estaba siendo nada fácil la situación, recordó cruzada de brazos que su amor por la música aún permanecía mas se estaba viendo asesinada por la inactividad de ésta, ya no había sacado sencillos ni EP's después del show en Platinio y la última vez que había producido notas musicales fue desde el castillo del reconocido creador de duelos.

Cuando el azabache y la rubia ascendieron y entraron a la planta en la que se encontraba su oficina y la del castaño, ambos pudieron observar como el CEO y la egipcia salían de la oficina del mismo. Enseguida, los pensamientos de la pecosa fueron nublados por dolorosas suposiciones acerca de aquellos dos. Mokuba pudo observar como el gesto de la chica cambió radicalmente, se encontraba sumamente preocupado por ella ya que le guardaba gran cariño y aprecio.

–¿Tn__ Ta__?– se dirigió la morena hacia ella mientras ésta se sorprendía notablemente, la había sacado de sus asesinos pensamientos.

–¿Sí? Soy yo.– contestó tímida.

–Necesito hablar contigo.– contestó.– ¿Podrías seguirme, a tu oficina por favor?

–¿Acaso ahora quiere intentar coquetearme a mi también?– volaron las palabras dentro de la mente de la chica. Recordó los celos que le guardaba.– Discúlpeme, Srita. Ishtar,– contestó.– pero me es imposible cumplirle ese deseo.

Kaiba e Ishizu se llevaron una gran sorpresa haciendo que sus muecas cambiaran notablemente. Mokuba, por su parte, no entendía la situación del todo, al mirar al niño frente a tal situación podría decirse que alcanzaba a mirársele un signo de interrogación.

–Pero...

–Tengo demasiado trabajo y tareas por realizar, señorita.– complementó la chica quien se encontraba cruzada de brazos con su mirada puesta en otro lugar.– ¿Verdad, Señor Kaiba? Aún no me ha asignado las tareas importantes del día de hoy cuando muy bien sabe usted que si no las entrego cuanto antes usted se irrita al respecto. Así que en ese caso, le estaré esperando atentamente.

Dicho esto con un ligero toque de irritación, uno de los fieles trabajadores de Kaiba entró con urgencia a escena desde el ascensor.

–¡Señor Kaiba!– exclamó el hombre de cabellos rojos.– ¡Le esperan en la línea...!

–¡¡Maldita sea!! ¿¡Cuando podrá ser el mísero día en el que respeten por completo mis ordenes!?

–Pero Señor Kaiba, se trata del Señor Pegasus y...

–¡Sea Pegasus o el Rey de Roma, no me interesa en lo absoluto de quien se trate! ¡No quiero que me molesten en éste momento!– su semblante cambió a uno bastante colérico.– ¡Avísale que me encuentro sumamente ocupado y que si gusta, puede hablarme más tarde personalmente!

–¡Sí, señor!

La rubia recordó fugazmente aquella platica que tuvo con el apuesto millonario de sedoso cabello y automáticamente su rostro cambió, Kaiba se percató de esto y sin siquiera despedirse de la mujer regresó a su oficina con un gesto notable de molestia azotando salvajemente la puerta. La rubia regresó a su oficina y Mokuba le siguió tras ella. Ishizu quedó plantada y sola en medio del lugar.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora