Belladonna.

360 29 7
                                    

Caminé junto a Zigfried hasta dentro de su hogar, me tomó cuidadosamente por el brazo izquierdo y me llevó a la sala principal para poder sentarme en un cómodo mueble color vino oscuro.

–No deberías preocuparte tanto por él.– comentó bastante atento.

–Supongo que no.

–Puedo entender que es difícil pero siempre habrá algo mejor por llegar.

–Eso espero...

Las lágrimas volvieron a brotar de mis ojos, me asesinaba la ausencia de Kaiba, quise que esta noche saliera a la perfección y lo único que resultó ser fue un fiasco y una pérdida de dignidad.

–Siempre va a haber una persona que esté dispuesta a tratarte como mereces, querida.– tomó mis manos suavemente.– En este caso, estoy yo.

Me extrañé y enseguida aparté mis manos cuidadosamente de sus garras, no me encontraba dispuesta para ser cortejada por otro hombre rápidamente después de haber rechazado por fin al hombre que amaba, definitivamente no pertenecía a aquellas manos que buscaban aferrarse a mi por primera vez.

–Creo que no es momento para ello, Zigfried.– musité bajando la mirada.– Tal vez será luego...

–Ya veo, mí hermosa dama. Ven ¿gustas tomar algo? He sabido que disfrutas beber.

–Sí, claro.– contesté tomando la mano que me había ofrecido para ponerme de pie.– Un par de copas no me vendrían nada mal.

Enseguida nos encaminamos hacia un extremo de la gran sala que se veía adornada por una elegante mesita sobre la cual se encontraba una botella del vino tinto más fino de todo Dominó.

— • — • — • — • — • — • — • — • — • — • — • —

El pequeño Mokuba buscaba con desesperación a su hermano mayor y tras buscarle por alrededor de casi dos horas, finalmente pudo localizar el cuerpo de su búsqueda el cual se encontraba de pie cerca del balcón de la pequeña riña de hace unos minutos. Se acercó hasta él dirigiéndose agitado por el nombre del CEO.

–¡Seto! ¡Hasta que pude encontrarte! ¿Uh? ¿Qué sucede, Seto?– notó un gran diferencia en el rostro de su hermano.

–Todo está bien, Mokuba.– se giró para evitar que el pequeño apreciara las lágrimas que ahora corrían y rápidamente las limpió.

Mokuba se percató de ello dándose cuenta que nunca antes en su vida había visto a su hermano sollozar, esto era totalmente nuevo para él.

–Seto, necesito hablarte acerca de algo...

–Ahora no, Mokuba.– se defendió el castaño.– Ha sucedido algo con Almendra y...

–Es precisamente acerca de ella.

–¿¿Qué??– al escuchar semejante línea sus oídos se agudizaron y giró veloz a poner gran atención a Mokuba.– ¿¿Qué sucede, Mokuba??

–Bueno...– comenzó a sentir nervios.– Yo... Resulta que...

–¡Dilo ya, Mokuba...!

–Yo creé un plan hace un par de días y...– suspiró profundamente.– Me hice pasar por ti proponiendo a Tn__ venir a la velada de Zigfried contigo.

–¿¡¿Que has hecho qué?!?– exclamó con fuerza y gran enojo.– ¡¡Maldición, Mokuba...!!

–¡Seto, lo siento mucho! ¡Yo sólo quería...!

–¿¡¿¡Por qué no pudiste consultarlo conmigo!?!? ¿¡Es tan difícil!?

–¡Hermano, por favor, perdóname! ¡¡Yo sólo quería que ustedes dos pudieran tener contacto un poco más!!– comenzó a sollozar.– Yo sólo quería que tú fueras feliz pero no encontré modo de poder decirte lo que había hecho...

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora