Un suave encuentro.

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Aún caminaba sola por las calles oscuras del centro de Domino, había un aire fresco y yo aún estaba muy mareada. Eran las 4:00am y comencé a sentir que alguien me seguía así que apuré el paso. Mí corazón comenzó a latir con más rapidez y mis manos comenzaron a sudar considerablemente.

-¡Tn____!- me tomaron por los hombros haciéndome soltar un grito.
-¡BAKURA! ¡Me asustaste!
-¡Perdóname! ¡No fue mí intención!
-Pensé que me asaltarían o algo mucho peor.- suspiré.- Pensé que te habías ido...
-No podría irme y dejar que tú sola te fueras a casa, es peligroso. Además, no tardaste nada pero saliste tan aprisa que tuve que moverme rápido.
-Qué dulce eres, Bakura.- me sonrojé.
-N-no es nada...- sonrió.- Apresuremos el paso, ya es bastante tarde.

Nos pusimos en marcha y finalmente llegamos a los departamentos, Bakura insistió en acompañarme hasta la puerta de mí apartamento, me comentó que temía que pudiera caer por algún escalón debido a mí mala coordinación a lo que yo accedí.
Abrí la puerta y entramos, le invité a pasar lo que restaba de la noche para que no se devolviera a su casa en la oscuridad y aceptó, le brindé unas cuántas cobijas y una almohada para que durmiera en el sofá principal.

-Si necesitas algo- hablé entregándole la almohada.- estaré en mí recámara, lamento no tener una cama extra, Bakura.
-Tn____.- habló mí nombre poniéndose de pie y tomándome de ambos brazos con suavidad.- En efecto, necesito algo.- sus ojos se posaron en mí rostro.
-¿Q-qué cosa?- titubeé con nerviosismo, la situación parecía indicar otra cosa.
-A ti...- contestó.

Tomó mí rostro con delicadeza y se acercó a unos cuantos milímetros de mi, sus manos eran tan suaves que me dejé llevar por ellas sin darme cuenta que él comenzaba a acercarse más y más.
Me besó.
Y luego de unos cuantos minutos se separó ligeramente de mi encontrándonos con la mirada en los ojos de ambos.

-Bakura...- suspiré levemente.

Esta vez, quien inició nuevamente el beso fui yo rodeando mis brazos a su cuello y él tomándome de la cintura con suma delicadeza.

-¿Puedo darte las buenas noches?- preguntó ruborizado.
-Está bien.- asentí bajando la mirada muy avergonzada.

Nos recostamos en el sillón aventando las almohadas hacia cualquier dirección. Bakura se encontraba encima de mi besándome dulcemente, era una de las características que me atraían tanto de él: su manera de hacer y tratar las cosas, era un hombre que manejaba las situaciones y a las personas con suma delicadeza pero cuando algo le hacía enojar, era una pesadilla sumamente salvaje.

Continuamos los besos elevándolos a un nivel más apasionado. No me había percatado de que se había despojado de su playera turquesa hasta que recorrí su espalda desnuda con mis manos. Era verdad, Bakura me atraía tanto y confirmé finalmente que yo a él también, que no eran simples suposiciones o vagos pensamientos los míos cuando él me realizaba algún cumplido o cuando la voz se le cortaba ciertas veces que entablábamos una conversación.

Entre gemidos, suspiros y paseos en el cuerpo del uno y del otro, escuchaba los cumplidos y las lindas palabras que el chico de cabello blanco hablaba. Sudor y un auténtico perfume masculino comenzaron a surgir junto con un leve cosquilleo que nació en mí entrepierna. Nuestros cabellos se despeinaron, Bakura se comportaba como una especie animal mientras sentíamos nuestros cuerpos y yo lo único que podía hacer era corresponderle y dejarme conquistar por sus manos. Al cabo de un rato mí vestido desapareció junto con mí saco negro y fue cuando entonces el chico de cabello claro se desabrochó el pantalón para después sucumbir a mí cuerpo con sus labios, sabía a dónde iría esto, soy virgen y no me sentía preparada. Decidí dar un alto a la situación.

-Ba-Bakura...- hablé apenas en medio de aquellos apasionados besos.
-Dime.- siguió besándome el cuello con besos pequeños.
-No puedo, Bakura.- intenté quitármelo de encima.- No puedo hacer esto.

Conseguí salirme del sillón y escaparme de sus deseos dejándolo a él tendido en el sofá.

-Lo siento mucho, yo...- no sabía exactamente qué formular y decir.- No debió suceder esto...
-Tn____,- habló.- perdóname a mi.
-No- interrumpí.- Discúlpame tú a mi, esto no debió de darse así o al menos no en este momento...- crucé mis brazos y me encogí de hombros.
-No quiero que pienses que intenté sobrepasarme contigo por el hecho de que aún estás bajo efectos del alcohol, Tn____.
-Eso pareció...- murmuré.
-¡No! Tn____ es que yo...- se detuvo y se ruborizó.- No tienes idea de cuánto tú me gustas.
-¿Qué?- cuestioné incrédula, en el fondo ya sabía eso pero fue esencial reafirmarlo y confirmarlo.
-Es muy difícil para mi expresar este tipo de cosas.- habló.- Pero me gustas desde hace tiempo, quiero hacer de ti una mujer muy feliz y hacer que siempre tengas una sonrisa en tu bello rostro.- fruncí el ceño.- Sé que nunca has estado enamorada, que nunca te ha convencido una persona del todo y sé que me arriesgo a ser rechazado pero... Pero quiero intentarlo...
-Bakura...

Me sorprendió su manera de abordar las cosas y la situación, aún y cuando le era complicado expresarse hacía su mayor esfuerzo. Necesitaba tiempo para pensar la situación, no quería lastimarlo y no quería salir lastimada, Bakura era todo un caballero pero no significaba que anhelara tener algo serio con él y mucho menos tener un encuentro casual con él, si me había conservado virgen era efectivamente por 'algo'.

Le pedí tiempo y él me lo otorgó, ambos nos fuimos a dormir a nuestros respectivos lugares.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora