Zigfried von Schroeder.

669 45 23
                                    

Al subir al escenario me sentía mucho más nerviosa de lo normal, alcancé a ver a Pegasus que aplaudía bastante contento, Mokuba que me miraba con asombro y una sonrisa de oreja a oreja y finalmente, Kaiba quien seguía sin transmitir emoción alguna salvo a su mirada fría y analítica que imponía con tan solo mirarte fijamente.

Comencé a hacer mí magia, mucha gente aplaudía y aclamaba aunque no era igual que en los clubes nocturnos de todas maneras sentía que se me quería y agradaba en ese lugar. Subían meseros a la gran tarima y me entregaban bebidas. Tome confianza y seguridad poco a poco y al finalizar "Nuits de mes rêves", la cuarta canción en tocar, me había dado cuenta que había ingerido cerca de 3 piñas coladas, 2 frezadas con alcohol y 4 cervezas.
Al cabo de cinco canciones más decidí terminar el show, bajé de la tarima y me di cuenta de lo mareada que me encontraba, peor aún, los meseros seguían ofreciéndome de beber.

Decidí tomar asiento cuando me di cuenta que al lado mío llegó Mokuba a sentarse.

-¡Sensacional! ¡No pensé que serías una artista!
-Y ni yo pensé que fueras el hermano de uno de los hombres más poderosos y ricos de Domino.- reí.
-Oye, yo también lo soy.
-Pero el que dirige la corporación es él.- guiñé un ojo.
-En eso tienes razón.- sonrió.
-¿Gusta nuestra bebida con ron, señorita?- se acercó un mesero a ofrecernos de tomar.
-¡¡Pero claro que sí!!- exclamé tomando el vaso.
-¿Usted, señor Kaiba?
-Aún no tengo edad para tomar, pero muchas gracias de todas maneras.
-Cómo usted diga.- se retiró.
-Iré a ver qué encuentro de comer, Mokuba.
-Te acompaño, pusieron una mesa de postres al lado de aquel pilar, se puede ver que aún quedan unos cuantos.
-Vamos.

Enseguida nos pusimos de pie y caminamos hasta la mesita adornada elegantemente, habían toda clase de postres que Mokuba estaba tomando rápidamente, yo aún me sentía algo ebria así que pensaba qué postrecito no me caería pesado cuando de repente sentí una mirada sobre mi, levanté la vista y era aquel chico de cabello rosado que me observaba a lo lejos. Nuestras vistas se toparon la una con la otra sin mirar hacia otro lado más, decidí sonreír para no parecer grosera y él me devolvió la sonrisa.

-¿Ya agarraste lo que vas a comer, Tn____?
-¿Ah? No, aún no, veré qué más puedo comer...
-¿Te encuentras bien?
-Sí, claro que sí.

Desvíe la mirada de Mokuba y nos dimos cuenta que aquel chico había llegado a la mesa de postres acercándose a mi. Tomó mí mano con suma delicadeza y depositó un tierno beso en ella.

-Al parecer no me presenté contigo, dulce doncella.- comentó bajando mí mano después de aquel beso, Mokuba lo miraba con un gesto de desagrado.- Mí nombre es Zigfried von Schroeder, dueño y presidente de Corporación Schroeder, ¿puedo saber tu nombre?
-Ehh...- comencé a ponerme nerviosa aún estando un poco ebria.- Yo me llamo Tn____ Ta____ y yo...
-¿Sí?
-Yo soy dueña de un departamento...- me di cuenta que había hablado de más y que metí la pata cuando Mokuba soltó una carcajada haciéndome sonrojar más de lo que ya estaba. Zigfried sonrió.
-Es un gran placer para mi el conocerte, Tn____. Observé tu presentación de hace unos minutos y déjame decirte que estuviste espectacular y encantadora.
-Muchísimas gracias, Zigfried.
-¡¡Mokuba!!- se escuchó una voz fuerte que inspiraba autoridad causando que Mokuba volteara sorprendido.
-¡Hermano! ¡Hola!-

Era Seto Kaiba quien había llegado a nuestro lado mirando a Zigfried de manera severa, Zigfried le respondía de la misma manera aunque la mirada de Kaiba era bastante pesada y fría a diferencia de la del pelirosa, que inspiraba seriedad pero nada de autoridad o frialdad.

-Vámonos de aquí, es hora ya de irnos.
-Pero hermano, estoy con Tn____ comiendo postres y...
-Vámonos, he dicho. Nuestros asuntos aquí han finalizado, recuerda que vinimos por cuestiones de negocio no a socializar.
-Está bien, Seto.- volteo a mirarme.- Tn____...
-Entiendo a la perfección, Mokuba, no te preocupes en verdad.- sonreí.
-Está bien, espero podamos vernos después.- sonrió agrandando más esos enormes ojos grises que ya tenía.
-Seguro que sí, yo también voy de salida ya.
-Dirijamonos juntos a la salida entonces.- propuso a lo que yo asentí.- Nos vemos, Zigfried.
-Tierna señorita, espero con ansias y emoción poder verla pronto.- volvió a tomar mí mano para besarla y me percaté que Kaiba observaba de reojo.- Sería un hombre sumamente afortunado de contar con su presencia en algún día futuro.- sonreí apenada y me retiré.

En cuanto comencé a caminar hacia la salida del castillo yo ya no coordinaba bien mis pasos, había bebido mucho y fue algo de lo que Mokuba se dio cuenta mientras caminaba a mí par y no al lado de Kaiba.

-¿Te encuentras bien, Tn____?- preguntó con preocupación.- No te ves muy bien que digamos...
-A la perfección, Mokuba. ¿Por qué lo dices?
-Creo que fue demasiado alcohol...
-¡Para nada! ¡Todo aquí está perfecto y...!- había dado un paso mal.

Fue tan rápido y fugaz y sobre todo, tan indoloro que al día siguiente desperté con lagunas mentales. No recordaba mucho, solo el impacto de mí cuerpo desfallecer sobre el suelo, el sonido de un fuerte golpe y una enorme pantalla negra.
Despierto ahora mismo y me encuentro en un cuarto de hospital con un blanco impecable y celestial.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora