Curioso Descubrimiento.

482 34 11
                                    

Una vez finalizado el recital musical me acerqué a Mokuba y mientras yo optaba una posición en cunclillas, Mokuba me abrazaba emocionadamente. Correspondí a su abrazo con bastante felicidad y una sonrisa remarcada en mis mejillas cuando de pronto uno de los pocos camarógrafos que se encontraban en el evento se acercó y nos pidió retratarnos a lo que de inmediato aceptamos con una sonrisa.

Rodeé su tierna espalda con mí brazo derecho y él rodeó mí hombro con su brazo izquierdo, apoyamos ambas cabezas una contra otra y sonreímos con naturalidad. Nos retrataron alrededor de cinco fotografías y muy contentos nos dirigimos a consumir algo a una pequeña mesa de bocados, tomamos algunos postrecillos con la respectiva cena y fue entonces cuando finalmente nos dirigimos a tomar asiento a una mesa.

Entre risas, conversaciones y unas cuantas fotografías con el móvil por un pequeño tiempo, Pegasus se acercó hasta nuestro lugar.

-¡Estuviste maravillosa!- expresó contento aplaudiendo. Mokuba arqueó una ceja para mirarle extrañado.- Joven Mokuba, ¿podría dejarme a solas con la señorita Tn___?

Mokuba apenas estuvo cerca de contestar cuando nuevamente fue interrumpido por el peliplata.

-¡Un momento!- detuvo al pequeño.- Creo que sería una buena idea que me acompañes a un pequeño tour por la gran sala del castillo, ¿te gustaría, querida mía?

Pegasus extendió su mano a dirección mía. Yo me limité a abrir los ojos como dos enormes orbes almendradas, volví una mirada rápida hacia el niño y él asintió en gesto de aprobación, ¿qué más iba a hacer? No era indicado que se negara o fuera grosero con el anfitrión y yo, aunque por más que quisiera haberme negado, no podía rechazar su cordialidad y caballerosidad en ese momento. Tomé la mano del hombre y enseguida me puse de pie para caminar en dirección a la gran entrada hacia la sala del castillo. Sobre mí hombro miré a Mokuba realizando un gesto de preocupación e irritabilidad, éste comprendió enseguida.

• — • — • — • — • — • — • — • — • — • — • — • —

Mokuba Kaiba saltó de su asiento para dirigirse hacia su hermano que se encontraba solitario recargando su peso en un muro, él había sido testigo de todo el suceso de igual manera.

-¡Hermano! ¿Escuchaste la asombrosa música que Tn___ tocó hace unos minutos? ¡Estuvo excelente!- se dirigió a su hermano mayor con entusiasmo.

-Sí, eso parece.- contestó con un aire irritado tratando de mirarse desinteresado.

-¿Te encuentras bien, hermano?- el pequeño niño abrió aún más sus ya enormes ojos.

-Todo en orden, Mokuba.- concluyó.

Por otro lado, Pegasus se encontraba caminando al lado de la rubia mientras la chica apreciaba cada rincón de la sala junto con cada una de sus artesanías. Se detuvo especialmente frente a un enorme retrato elaborado con pinturas de aceite tan bien detallado que necesitó acercarse aún más para poder admirar para hebra del rubio cabello de la muchacha plasmada.

-¿Quien es?- preguntó la rubia.- Es bastante hermosa, ya he visto varios retratos de ella en este lugar pero éste especialmente es el más bello.

-Ella,- se preparó el hombre para responder.- es mí ahora difunta esposa, Cecilia.

-Oh...- Tn___ sintió que había hecho una pregunta prohibida y enseguida alcanzó a sentir sus mejillas arder por la vergüenza.

-No te preocupes, no estuvo mal que lo cuestionaras.- apaciguó al mirar a la chica encogerse de hombros.- Ella era mí mundo entero, sabes. Ella era de ese tipo de mujeres que te cuesta tanto volver a encontrar en algún momento de la vida.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora