Rosas.

463 33 10
                                    

-No te preocupes,- murmuró Pegasus.- dame unos minutos para realizar el cheque de tu paga y enseguida estaré aquí nuevamente.

Asentí a lo que rápidamente Pegasus salió rumbo adentro del gran castillo. Todavía en mis casillas mentales decidí adentrarme aún más al balcón para poder encontrar a mí pequeño Mokuba. Rápidamente visualicé a Mokuba al lado de Seto Kaiba quienes a la par me divisaron con sus miradas y extendiendo una mano para saludarles de lejos y aproximarme a ellos fui detenida de manera fugaz por una mano que se pescó de mí hombro derecho, al volverme hacia aquella dirección que me había atrapado me percaté de la presencia de nada más y nada menos que de Brûno Wagner, el chico con quien estuve saliendo por dos meses.

-¿Brûno? ¿Qu-qué estás haciendo tú aquí?- pregunté incrédula.

-¿Sorprendida?- sonrió arrogante.- Mí padre compró unas cuantas acciones de Corporación Schroeder hace unos días y, además, compró una acción en Ilusiones Industriales, obviamente tuvo la fortuna de conocer al Señor Pegasus en persona, lo demás ya lo sabes.

-Qué interesante.- comenté fingiendo interés. Volví a mirar a Mokuba para otorgarle una mirada cómplice.- Tengo que irme.

-¡Espera!- me detuvo.- Tengo algo para ti.

Enseguida Brûno sacó de su brillante gabardina negra un estuche en color negro matte y me la entregó. Al abrir el elegante estuche me fui a encontrar con una preciosa rosa negra.

-Es importada.- comentó.- Se dan únicamente en Francia. Sé cuanto te gustan las flores.

Arqueé una ceja en pos de confusión, debo admitir que era un espléndido regalo pero también el más inútil si de "recuperar" a una persona se trata.

-Gracias, supongo.- hablé al contemplar cuidadosamente aquel delicado objeto.- Pero no sé qué significa esto.

-¿Realmente eres tan difícil?- cuestionó con un semblante de irritación y arrogancia.- Nunca te gusta nada y justo cuando creo haber dado en el blanco te colocas en la posición de una niña problema.

-Déjate de estupideces y dime qué es lo que quieres, Brûno.- fui al grano, es tan exasperante que una persona se vaya por medio de indirectas.

-Una oportunidad más, por supuesto.- contestó fresco.

-¿Y tú crees que la vas a obtener con regalos materiales, no es así?- cuestioné sarcásticamente.

-Desde luego ¿por qué no?- encima, sinvergüenza.- Obtengo lo que quiero si me lo propongo.

-Ya veo.

Comenzaba a irritarme y hartarme, hombres así era lo que menos necesitaba en ése preciso momento, si ya suficiente había tenido con Seto Kaiba como jefe de trabajo, ahora lidiar con Brûno y sus aires de grandeza debido a que su estatus económico incrementó, era ya una estupidez.

Mokuba llegó hacia mí lado y pocisionando un gesto confundido en su tierno rostro le pedí que aguardara un momento.

-¿Qué dices entonces, muñeca?

-Sabes Brûno, las personas suelen ser demasiado impredecibles y espontáneas. De un momento a otro realizan un cambio en sí mismas si nace la voluntad dentro de ellas, pero para eso tiene que trascender meses o incluso años.

-¿A qué te refieres con todo eso?

-A que han pasado meses y tú vas de mal en peor.

Mokuba, quien escuchaba cada uno de los diálogos presentes se limitó a soltar un bufido de gracia al mero momento que cubría su boca con ambas pequeñas manos.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora