Sorpresa.

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Contemplé cómo Kaiba hablaba por minutos y minutos acerca de su nueva creación en proceso, debo admitir que era una innovación impresionante y sorprendente pero también bastante peligrosa.

-Disculpa, Kaiba.- hablé finalmente con un poco de nerviosismo.- ¿En qué área de recepción me encontraré?

-No te interesan este tipo de cosas, ¿cierto?- contestó déspota.

-Me interesan, pero realmente ocupo saber exactamente qué es lo que manejaré. He sido duelista de igual manera pero...

-¿Qué tipo de naipes tienes?- interrumpió con un gesto severo.

-Animales fantásticos, dragones, sirenas, animales y...

-Es un mazo muy débil.- volvió a interrumpir.- Un buen mazo de cartas debe incluir trampas y cartas mágicas no sólo criaturas mágicas y estúpidos animalejos.- Caminó enseguida al umbral de la puerta.- Sígueme.

Denotó mí ceja arqueada y mí expresión boquiabierta ignorándolos por completo.

Al caminar me llevó a una oficina con un enorme cristal en la cual, se puede admirar el resto del centro de Domino. Me acerqué para admirar la gran vista mientras la luz del Sol accedía a través de los cristales sin problema alguno. Mis ojos brillaban, era una de las cosas más bellas que había anhelado observar ya desde hace buen tiempo.

-Tu asiento está de este lado.- habló desconcertándome y haciéndome salir de mí admiración.- A menos que gustes aventarte desde aquí,- rió.- lo cual no tengo problema con ello.

-Qué hombre tan grosero este.- contuve en mis pensamientos.

Me dirigí al escritorio y tomé lugar en la silla para después mirarle detenidamente a los ojos a lo que él respondió de igual manera mientras sus penetrantes ojos azules me contemplaban sin gesticulación alguna.

-Toma.- quebró el hielo desviando su mirar y extrayendo unos cuantos papeles de su maletín.- Ocupo que revises estos contratos y reglamentos. Una vez revises que no contengan ningún error puedes volver a entregármelos para poder firmarlos.

Asentí para que después el castaño añadiera nuevamente:

-Confiaré en ti. Si firmo algo que no convenga a la empresa el peso recaerá sobre tu responsabilidad ¿entendiste? Y sobre tu salario.- de manera amenazante se retiró sin despedirse siquiera.

-Hijo de puta. Es como si yo tuviera el control de la corporación, él debería encargarse de ello.- pensé mientras le observaba partir a través de esa puerta de roble.

Revisé los papeles por lo menos unas cinco o siete veces, era mí primer día y quería empezar bien. Al asegurarme de que todo estaba en orden y de que tomé una buena decisión sobre lo que se expresaba en ellos los dejé de lado entonces.

Me puse a pensar en Bakura. Las caricias que me había regalado aquella madrugada, las dulces palabras que me ha dirigido y los preciosos cumplidos que me ha hecho, eran algo que debía "premiarse", estaba decidida a darle una oportunidad, al fin y al cabo, no perdía nada.

Mí horario de trabajo finalizó. Dieron las 4:00pm y comencé a dar orden a mí escritorio para poder retirarme lo antes posible, realmente lo que menos quería era cruzar palabra con Kaiba. Nunca he sido una mujer sumisa, siempre he defendido a mí persona y mis ideales, jamás me he dejado pisotear por la gente y mucho menos por un hombre pero, debía afirmar que Seto Kaiba era un hombre tan irritante que lo que uno menos quería era enlazar palabra y acción con él.

Abrí la puerta y me percaté de que no hubiera nadie a mí alrededor así que decidí avanzar sin inconveniente alguno hacia el elevador. En mis pensamientos tenía contemplado ir a buscar a Bakura para hablar y aclarar las cosas, decidida estaba a darle aquella anhelada oportunidad. Hasta que un fuerte portazo interrumpió mis pensamientos violentamente.

-¿Ya te vas?- preguntó aquel hombre castaño con picardía.

-Sí, así es.- respondí sin dedicarle mirada alguna.

-¿Estás segura que ya es tu hora de salida?

Asentí rápidamente, eran casi nueve horas cumplidas como en cualquier jornada laboral se requerían.

-Bien.- contestó déspota.- Me parece bien que no seas una distraída buena para nada del todo.

¿Disculpa, imbécil?!- formulé rápidamente en mí interior, seguía sin dirigirle la mirada tomando una gran bocanada de aire para no terminar en conflicto.

-Puedes irte.- aprobó.

-Gracias, Señor Kaiba.- agradecí de manera seria y me retiré rápidamente hacia el elevador tocando los botones de éste sin darme la media vuelta siquiera. No quería arrepentirme y volverme hacia él insultándolo debido a su "grata" amabilidad.

Salí del edificio a toda prisa para dirigirme hacia la morada de Ryo Bakura. Me hacia falta un poco de sencillez, humildad y dulzura en mí vida.

Al llegar, él salió de inmediato.

-¿Tn____?- preguntó sorprendido.

-¡Bakura, hola!- saludé con nerviosismo.- Vine a verte un rato...

-¡Qué gusto!- sonrió.- ¿Cómo estás?

-Todo muy bien, de hecho, venía a hablar contigo.- comenté comenzando a sonrojarme.- Quería hablar acerca de...

Una chica castaña apareció al lado de Bakura con rapidez obsequiándome una mirada concisa y fría.

-¡Oh!- exclamó suavemente.- Ella es Shell.- nos presentó.- Es la chica con la que estoy saliendo y pues es una persona muy buena y dulce,- sonrió.- creo que la verás varias veces juntarse con nosotros los del grupo cuando salgamos.

Me quedé perpleja. No sabía exactamente si mí corazón se había quebrado o si sólo me sentía terriblemente sorprendida. Todas aquellas veces que había resultado el salir con alguien era yo quien finalizaba las "relaciones" a causa del desinterés o del aburrimiento, esta vez era Bakura quien había hecho la jugada.

-¿Todo bien, Tn____?- preguntó consternado y extrañado.

-Todo bien, Bakura.- contesté.- Sólo venía a ver cómo te encontrabas, he tenido bastante tiempo que las veces que he tenido contacto con mis amigos han sido con Tea, Yugi, Joey y Tristán pero de ti no he sabido nada al respecto.- contesté con una confianza que denotaba bastante seguridad y nada de alardeos. No podía dejar que la situación me asesinara.

-Entiendo.- volvió a sonreír con una pizca de inocencia.- Los veremos el fin de semana ¿Te parece?

-Más que perfecto.- devolví el gesto.

-Entonces nos veremos dentro de unos días.- añadió.- ¡Hasta entonces!

-¡Hasta entonces, Bakura!

Al momento que me despedí de el hombre de celestiales cabellos lo hice también de aquella chica de cabellos oscuros.
Regresé y al parecer ya había sido demasiado tarde...

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Espero les guste este capitulo. Les comento esto porque lo estoy escribiendo en un estado avanzado de ebriedad, jajajaja. De igual manera espero sus comentarios al respecto. Que pasen bonita noche ❤️🍻

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora