Buen día.

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El segundo día de empleo era uno menos sorpresivo que el primero pero no el menos importante. Me detuve ante la gran edificación para poder fumar un cigarrillo antes de acceder dentro del edificio.

Saque la cajetilla de mí bolso color beige seguido del encendedor rojizo que detuve con la mano izquierda. Tomé un cigarrillo mentolado y encendí la pequeña mecha amarillenta. Aún quedaban alrededor de 10min. para iniciar mí turno laboral

Acabé con el cigarro al punto de abandonar únicamente la colilla y después acceder al edificio.

Al entrar saludé a aquel hombre con anteojos, Roland, crucé el torniquete y tomé el elevador. Al llegar a aquel piso en el que se encontraba situada mí oficina me percaté del silencio en el que éste profanaba. Llegue hasta la puerta de mí oficina cuando de pronto mí mente fue violentamente abatida por una reconocible y pesada voz.

-2 minutos tarde.- habló severamente.

Quede de pie de tal manera que mí espalda era quien presenciaba la mirada arrogante y aprehensiva de aquel infame ser.

-Lo siento.- contesté fijando mí mirada en el dorado picaporte deseando en mis entrañas que se retirara lo antes posible.

-Una estúpida disculpa no resuelve nada.- reprendió nuevamente.- ¿Recuerdas que te hablé acerca del tipo de personas que quiero en mí empresa?

-Sí, Señor Kaiba.- contesté con ojos cerrados.

-¿¡Por qué entonces te cuesta tanto el llegar puntual!?- subió su voz.

Quise comenzar a llorar, Kaiba era un tipo sumamente duro y estricto ¿qué eran únicamente dos minutos de retraso? Generalmente en todos los empleos existe una tolerancia de 10min. máximo.
Comenzó a carcajear sarcásticamente. Tan apunto estuve de darme la media vuelta y confrontarlo, si es que era necesario, hasta con agresiones físicas.

Pero no.

Yo verdaderamente ocupo este empleo.

-No volverá a suceder, Señor Kaiba.- contuve mis sollozos. Oculté la debilidad de mí voz. Dejé a un lado el nudo en mí garganta para entonces responder firme.

-¿Por qué me das la espalda, Tn____? ¿Acaso temes de mi?- soltó nuevamente una sonora carcajada con su típico semblante arrogante y cínico. Él claramente disfrutaba reprimir y humillar a las personas.- ¡Te esperan muchas cosas aquí! ¡Ve acostumbrándote!

Un portazo salvaje salió a relucir en aquel espacio que nos hizo reaccionar a mi y al arrogante joven castaño.

-¡¡HERMANO!!- exclamó aquella grave vocecita reconocible en cualquier lugar.

Volví a mirarle sobre mí hombro cubriendo mis ojos con mí largo flequillo. Claramente pude comprender y mirar que Mokuba confrontaba a su hermano valientemente bastando una sola mirada sin un solo parpadeo.

El niño de cabellos azabaches me miró engrandeciendo sus enormes ojos grisáceos haciéndome devolverle la mirada y una leve sonrisa. No me había percatado que por mis mejillas corrían finos hilos de lágrimas de las cuales pude hacerlas presentes debido a que Mokuba me observó preocupado mientras señalaba sus propios ojos.

-Espero que tengas un buen inicio de día, Tn____.- comentó Mokuba de manera tan dulce y suave que sentí como de un fuerte golpe pude finalmente saltar a una suave colchoneta.

Mokuba quien ahora se encontraba al lado de Seto Kaiba, se mostraba como un pequeño ser que poseía todo el control del sitio, hasta de su mismo hermano siendo éste una de las personas más duras parecía estar bajo los efectos de su pequeño hermano.

Polos Opuestos. (Kaiba y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora