Al verlo parada en frente a la puerta el corazón se me quería salir del pecho. Pero con ello llego un sinfín de emociones juntas. Muy difícil de definir. Quiero darle, abrazarlo, besarlo y tocarlo saber que está aquí. Preguntarle tantas cosas que me pasan por la cabeza, pero ninguna tiene lógica. Trago saliva en seco. Mi corazón comienza a latir descontrolado y siento que me cuesta respirar. Su sonrisa desaparece de su rosto y me doy cuenta que todavía Carlos me tiene el brazo echado por los hombros. Me alejo de Carlos y este retira su brazo de mis hombros. Me acerco hacia él despacio. Es como si estuviera a kilómetros porque más lejos me parecía estar delante de él.-Buenas Noches- murmura con un semblante serio.
Sus ojos no se apartan de mí en ningún momento. Es como si los presentes no existieran.
-¿Qué haces aquí? - murmuro.
Es lo único que salen de mis palabras. Aunque mi voz salió más temblorosa de lo que pensé. Lo escaneo de arriba abajo. Impecable. Trae una maleta con él.
-Adelante. Venga pase a la sala- interrumpe Roció.
Es una imprudente. Como se le ocurre pasarlo sin conocerlo. Gruño. Lo veo caminar detrás de Roció. Mi disque amiga. Lo lleva hasta la sala. No me queda remedio de seguirlos. Carlos me sigue sin entender porque estoy con esta actitud.
-Estoy esperando una respuesta de tu parte, Sebastián- exijo.
-Bueno, tu padre no pudo traerte la certificación. Pues que crees, me ofrecí a traerla- comenta.
-No la veo en tus manos. ¿Me la das? luego te vas- enfatizo.
-Está en mi maleta, pero no hay espacio en el hotel de Camilo. Me dijo que no había problemas que pasara unos días en esta casa- explica.
Entra María con la botella de vino y la deja encima de la mesa del centro.
-No sabía que teníamos huésped. Camila, ¿Por qué no me lo dijiste? Le hubiera preparado una habitación- comenta. Sin perder tiempo agarra la maleta.
-La ultima a mano izquierda -pido- mañana buscas un hotel donde quedarte- añado tajante.
-No te tienes que comportar tan amargada. Vine en son de paz - aclara.
Saca de su bolsillo un pañuelo de color blanco y lo mueve de lado a lado. Que me hace soltar una leve sonrisa, pero intento disimularlo. Suspiro.
-Carlos creo que es mejor que nos vayamos- dice Roció.
-No hemos terminado de cenar, además el caballero debe de estar cansado. En cuanto regrese María él se va a retirar a la habitación asignada. -ordeno.
-En serio, además trabajo y Carlos también. Hablamos mañana y recuerda lo que hablamos- dice.
Se acerca mi sin dejar que proteste por sus palabras. Que amiga me gasto. Me deja en la boca del león sin poder refutar.
-No es necesario -susurro en su oído.
Me da un abrazo y luego al despegarse me guiña su ojo derecho. Suspiro. Que aliento me da. Se aleja lo necesario y Carlos me da un beso en la mejilla. Ella le agarra la mano, ya no tengo más salida.
-Cuando lleguen me escribes para saber que llegaste bien- les pido.
Roció asiente con su cabeza al tiempo voltea sus ojos y me da la espalda al igual que Carlos. ¿Qué hare con Sebastián? Se raspa la garganta hace que lo voltee a ver.
-¿Me puedo sentar? -pregunta.
Le respondo con un gesto de cabeza afirmando. Me pongo detrás del sofá del extremo opuesto muy lejos de él.
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Rendirte Jamás
Подростковая литература¡Detente! Segundo libro de la historia de !Prohibido!, la continuación de "¡Jugar con Fuego!", no comiences a leer esta historia si no has leído la anterior. Te habrás perdido detalles sumamente importante para poder entender "Rendirte Jamás". Est...