CAPITULO 08 | Cobarde

373 71 33
                                    

No olviden darle a la estrella si les gusto el capítulo, voten comenten 💭 y compartan. Disfruten el capítulo. 😉 Sinceramente, no iba a publicar el capítulo, pero insistieron tanto que accedí, no se acostumbren. 😅😅

Sentir su calor, su respiración mezclarse con el mío hace que me excite. A protesta me separo de él, sus ojos están oscuros, también me desea. Cierra mi puerta y rodea al carro para montarse. En minutos ya está en la carretera principal y va rebasando la velocidad reglamentaria. Paso mi mano por su muslo y la subo con cautela, le doy un beso en la mejilla.

-Me estas provocando- susurra con una voz ronca.

Sonrió. Lo estoy seduciendo sin darme cuenta. Saco mi mano de su muslo y me concentro en hacer respiraciones para bajar los latidos de mi corazón. No vuelvo a mirarlo y me fijo en la noche. Luna llena. En un abrir y cerrar de ojos Sebastián se está bajando del auto para abrirme la puerta. Al hacerlo me agarra por la cintura y me pega a su cuerpo. Sus labios se estampan en los míos en un beso brusco, devorador, pasional. En una competencia de quien lleva el control en este juego bocal. No puedo con la respiración agitada y me separo de Sebastián.

-Mi tentación- susurro sobre sus labios. Sin separarme de él.

Me lleva dentro de la casa sin apartar nuestras miradas. Al estar dentro de la casa vuelve el juego de nuestras bocas donde nos mordemos, acariciamos, succionamos y devoramos. De vez en cuando tropezamos con las paredes de la casa o algún objeto. Al llegar al final del pasillo una vocecilla me pone en alerta de lo que está sucediendo. Coloco mis manos en su pecho y me separo de el con la respiración agitada.

-¿Qué ocurre? -pregunta confundido.

-Esto no está bien, yo no quiero esto- respondo agitada. Me volteo para que no pueda ver mi mirada. No quiero que lo sepa.

-Mira como me tienes, me calientas y luego pretendes dejarme con el problema- lo miro con un poco de tristeza.

No fue mi intención que el terminara en apuros, pero la única que va a terminar mal soy yo. Sufriendo por él.

-Lo siento. Será mejor que me retire- sin decir más deshago su agarre de mi cintura y me voy directamente a mi habitación con las lágrimas amenazando con salir.

No quiero llorar. El jamás me va a tomar enserio. Me tiro en medio de la cama y me hago un ovillo. No quiero llorar. Cierro los ojos para no pensar en nada. El sonido de los nudillos tocando mi puerta hace que abra los ojos y arrugue mi frente.

-Por favor abre la puerta, no te quedes con las ganas- su voz sale ronca.

Me levanto con cuidado de no caerme, la cabeza me da vueltas y todo se mueve. Me recuesto de la puerta para escuchar si dice algo más. Al permanecer callado decido hablar.

-Eso te pido, mañana hablamos- susurró lo suficiente para que me escuche.

-Está bien- escucho.

Sus pasos se alejan de la puerta, empiezo a respirar con tranquilidad. Me quito el calzado, luego el vestido y me coloco el camisón. Me tiro en la cama envolviéndome entre las sabanas. Miro el techo y siento que estoy dando vuelta. Como puede ser que con solo tres margaritas este en este estado.

Termino de beberme el café cargado que preparo María. Veo entrar a Sebastián con una cara de pocos amigos. Le sonrió. Yo no quería que las cosas llegaran a ese asunto. No vuelvo a beber en mi vida.

«Cuántas veces los has dicho desde que conociste a Sebastián-aparece mí conciencia.»

Ya se muchas, pero que quieres que haga si es la vía más rápida del escape para soportar no caer en sus garras o por lo menos tener la excusa que estaba ebria.

Rendirte JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora