CAPITULO 38 | ✔ Recibido 5:35 p.m.

227 51 19
                                    

Mi padre me ayuda a acostar a Sebastián en su antigua habitación. Lo arropo hasta la cintura. Me giro para mirar a mi padre. Que tiene el ceño fruncido.

-Puedes decirle a Paco que busque esta receta- pido.

-Está bien. Tenemos que hablar abajo. Te espero- se gira para salir de la habitación. Suspiro.

Me siento al lado de Sebastián para mirarlo como sus ojos no se pueden quedar abierto. Los efectos del medicamento que le dieron en el hospital están haciendo efecto. Besos sus labios de una forma tierna. Él sonríe, pero está en un viaje de sustancias controladas. Salgo de la habitación, pero antes apago la luz para que pueda dormir. Bajo las escaleras veo a Paco salir por la puerta principal. Veo a Miranda con Mauro entre sus brazos y mi padre sentados en el sofá grande. Me siento en el individual.

-Ya estoy aquí papá- digo para que sepa que estoy dispuesta a responder todas y cada una de las preguntas que va a formular.

-¿Qué fue lo que paso? -pregunta.

-Cuando me dijiste que buscara el teléfono al auto decidí ir personalmente. El guardaespaldas decidió acompañarme, pero no lo considere riesgoso. Llego hasta la guagua, agarro el teléfono y salgo. Sebastián me agarra por la cintura y me da un beso, ella que aparece- contesto.

-¿Qué hicieron para que ella disparara? - interroga.

-Pues ella y Sebastián tuvieron intercambio de palabras, pero intente confrontarla y me disparo sin pensarlo. Parecía una loca desquiciada- respondo.

-El agente va a venir a interrogarlos a ambos, le pedí a Gustavo que contactara a Joaquín para que estuviera presente. También se está haciendo los tramites del seguro de la guagua. No puedo creer los alcances que tiene esa mujer- expresa.

-Papá ella no está actuando sola- replico.

-Pero ¿quién está detrás de ella? -cuestiona.

-No lo sé, todos los días me hago esa misma pregunta- digo.

-Camila, quieres quedarte un rato con mi bebé- comenta Miranda.

-Claro que sí, apropósito, ¿Lo llevaste al pediatra? -indago.

-Sí, mande la receta con Paco aprovechando el viaje, pero quiero comprar unas cosas personalmente- responde.

-¿Qué le receto? -pregunto.

-Tylenol y unos juguetes para la encía por el picor y dolor. Parece que el niño empieza a echar dientes- contesta.

-¿Con solo cuatro meses? -indago.

-Sí, apenas está empezando. Se puede tardar bastante en salir, pero ya amenazan con salir- explica.

-Pues venga para acá príncipe. Que vamos a divertirnos los dos, mientras tu mami va por tus cosas- digo.

Se lo quito de sus manos y le dejo un montón de besos tronados por sus cachetitos. Agarro su mano para que le diga adiós a su mami. Mauro se carcajea y me lo llevo hacia las escaleras. Al llegar arriba voy directo a ver a Sebastián para ver como sigue. Le toco la frente y tiene un poco de calentura. Acomodo a Mauro al lado de Sebastián, pero con barreras de almohada para que no vaya a caerse o Sebastián se mueva.

-¿Qué puedo darte para que te baje la fiebre? -pregunto.

Lo primero es apagar el aire acondicionado. Busco otras sabanas para ponérsela por encima a lo que llegan los antibióticos. Utilizo el intercom para llamar a la cocina. Le digo a Carmela lo que tiene para que me diga que puede hacer. Ella me dice que va a enviar una de las muchachas con agua tibia y un paño para que se lo ponga en la frente.

Rendirte JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora