CAPITULO 30 | ¡Vivir contigo!

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Hola! Primero que nada, quiero notificarles que ya nos estamos acercando a la recta final. 😰 Segundo, creo que será el único capítulo de esta semana. Apenas estoy llegando a mi casa para publicar el capítulo. Disfrútenlo, este capítulo muchas lo han estado esperando. 😉

«§»

Siento algo presionar mi espalda. No quiero levantarme. Siento que me ha pasado un camión por encima. Al me raspa en la parte de debajo de mi espalda. Me muevo, acomodo mi cabeza en la almohada. Tocan y juegan con mi intimidad. Abro los ojos de golpe, la claridad maltrata mis ojos. Los vuelvo a cerrar, el placer por su tacto me embriaga.

-Sebas- jadeo.

-Dormilona- dice cerca de mi oído.

Dejo los ojos cerrados, mientras Sebastián explora mi intimidad con sus dedos. Que rico que me despierten de esta manera. Deja de frotar y aprieta mi nalga. Baja un poco manas y sus yemas vuelven a rozar mi intimidad. Me perfora con un dedo.

-Ah- jadeo.

Entra y sale de con suavidad, mientras da pequeños círculos dentro. Me excita. Agarro fuerte la sabana. Empieza hacerlo más deprisa. No puedo evitar morder mi sabana, para amortiguar mis jadeos. Me siento húmeda. Saca su dedo y entran, pero dos juegan dentro de mi ser.

-Más rápido- ordeno.

Hace lo que le ordene, comienza hacer más brusco en sus movimientos. Su otra mano pasa debajo de mi cuerpo y comienza a pellizcarme el pezón. Me siento perdida entre sus brazos. Siento que me va a matar de placer. Mi cuerpo se contraje, pero saca sus dedos. Me deja a mitad de orgasmo.

-No me dejes así- pido.

-Móntame- ordena.

Se acomoda en el medio de la cama con sus manos detrás de su cabeza. Me deja ver su abdomen y una erección por encima de las sabanas. Lo cabalgo y su erección hace fricción con mi intimidad. Coloco mis manos en el colchón, mientras me inclino para buscar sus labios. Sebastián se levanta un poco para unir nuestros labios.

Me muevo para darme placer con su miembro. Su mano se va a mi cintura para presionarme contra su virilidad. Se levanta un poco más y hace soporte con su mano libre sobre la cama. Sonrió. Presiono los labios. Lo beso con pasión, devorando sus labios carnosos. Coloco una mano en su hombro y la otra en su cuello para profundizar el beso. Introduzco mi lengua para explorar su boca. Muevo un poco mi cabeza para mejor entrar mejor. Muevo mis caderas, Sebastián agarra mi nalga para apretarla.

-Sebastián- grita.

Mi cuerpo se paraliza. Mi corazón comienza a galopar desbocado. Mi respiración comienza a acelerarse. Despego mis labios de los de Sebastián con la respiración entrecortada. No me atrevo a voltear a mirar. La frente de Sebastián se posa en mi hombro. Mi corazón quiere salirse por mi boca. Qué vergüenza.

-Dios Santo, ¿Qué hicieron? - escucho otra voz.

Mis ojos comienzan a picar, que vergüenza con qué cara los voy a mirar. Sebastián sube la sabana para taparme. Lo siento tragar fuerte. Mis lagrimas no se contienen y humedecen mis mejillas.

-Camilo déjame explicarte- dice Sebastián.

-¡Cállate! Que me vas a explicar, creo que está bien claro. Los espero abajo- exige.

-Amor, tranquilo. Recuerda tu corazón -pide Miranda- Ustedes apúrense a vestir- añade.

Escucho cerrarse la puerta de un portazo fuerte. Tengo el valor de mirar a Sebastián a la cara. Como nos descuidamos tanto. Me da un beso en los labios. Acaricia mis mejillas para limpiarlas.

Rendirte JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora