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Termino de untarme el lápiz labial color rosa pastel. Me doy una última mirada al espejo. La puerta se abre dejándome ver a María que tiene una sonrisa en sus labios. Le sonrió. Está cerró la puerta tras entrar a la habitación. Se paró detrás de mí observándome en el espejo.-Estás hermosa, ¿a quién quieres matar esta noche? -pregunto en un tono jocoso. Mire mi vestimenta, tengo un traje ceñido al cuerpo color azul turquesa que me queda más arriba de la mitad del muslo. Calzado alto con el taco fino color negro a juego con la cartera de mano.
-A nadie solo que vamos a ir a bailar a una discoteca- informo.
-Bueno vaya y diviértase. No hagas nada de lo que yo no haría- aconseja. No puedo evitar soltar una risita.
-Lo tendré en cuenta, gracias por siempre estar aquí conmigo- agradezco. Me señala hacia la puerta y miro mi teléfono para mirar la hora, justo a tiempo termine.
-Vaya que la esperan en la sala- informa. Asiento y salgo de la habitación dejando a María en esta. Veo la foto de mi madre en la mesita del pasillo. Es la última que voy a empacar. Me gusta verla al entrar y salir de casa. Al llegar a la sala lo veo parado con un pantalón crema oscuro y una camisa negra con zapatos de color negro.
-Hermosa- se acerca decidido, me agarra la mano y hace que dé una vuelta para observarme mejor. Al quedar frente a Sebastián me quede mirándolo a los ojos y este al percatarse, se acerca y me dio un beso en la mejilla.
-Gracias por el cumplido- reconozco.
-Con ese vestido, quisiera llevarte a mi habitación y quitártelo para tener un buen sexo contigo- arrugo la cara. ¿Buen sexo? Pero que le pasa a él. No se da cuenta que me hace daño y que estoy enamorada de él. ¡Por qué es tan bruto para unas cosas! Es lo único que piensa. Suspiro.
-Mejor vamos que se nos hace tarde- me volteo para Salir de la residencia. Suspiro. Increíble cómo tiene la virtud de arruinar el momento.
-¿Ahora que dije? -cuestiona al ver cambiar mi expresión. Escucho sus pasos que me sigue detrás de mí. Al estar parada frente al auto me abre la puerta del copiloto. Entro sin ni siquiera darle las gracias. Lo veo rodear el auto para montarse y colocarse el cinturón de seguridad. No quería hablar para no arruinar lo que quedaba de la noche. Mire el cielo que está nublado no se ve bien la luna ya que es tapada constantemente por las nubes. El toque de su mano en la mía me hizo reaccionar y lo mire a los ojos.
-No sé qué fue lo que dije, pero quita esa cara. ¡Por favor! -expresa.
-Está bien, solo mide tus palabras- pido. Asiente sin apartar la mirada de la carretera. Al llegar al restaurante del hotel de mi padre, Sebastián le entrega las llaves al mozo y esté me abre la puerta como todo un caballero cuando se lo propone. Al caminar hacia la entrada puedo divisar a Rocío y a Carlos dándose un beso esquimal. Lo que provoca que suelte una risita.
-¿De qué te ríes? -pregunta Sebastián.
-De Rocío y Carlos, se ven tan lindo juntos, pero sobre todo felices- admito.
-Tienes razón- nos acercamos a la mesa de los tortolitos y se levantan a recibirnos. Saludo a mi amiga con un beso en cada mejilla al igual que a Carlos.
-Pensé que te retractarías- confiesa Rocío.
-No, a ti no te haría un desplante, ya que me lo harías pagar muy caro- expreso. Sebastián ayuda a sentarme. El mesero se acerca con la carta del restaurante. Todos pedimos y él se retira complacido.
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Rendirte Jamás
Jugendliteratur¡Detente! Segundo libro de la historia de !Prohibido!, la continuación de "¡Jugar con Fuego!", no comiences a leer esta historia si no has leído la anterior. Te habrás perdido detalles sumamente importante para poder entender "Rendirte Jamás". Est...