-¡Hola! Te extrañe - digo.
Lo aprieto a mi pecho. Lo escucho balbucear como si me respondiera. Lo acomodo en el sofá y arreglo su zapato que se lo saco.
-Eres un travieso- lo tongoneo. Hace un puchero y arruga todas sus facciones.
-Tiene hambre y mamita no llega con tu biberón- me quejo.
Lo tomo entre mis brazos y lo meso para que no empiece a llorar. Me levanto y camino alrededor de la sala. Veo a Sebastián y volteo la mirada para no verlo. Sigo enojada con él después del berrinche que me hizo en Punta Cana hace dos días.
-Buenos días Camila- dice.
Lo ignoro. Por el rabillo del ojo veo cómo deja el maletín en el sofá. Se acerca y le da un beso en la cabeza al bebé. Escucho los tacones de miranda supongo. Entra con la mamila del bebé. Este lo intuye y empieza a llorar. Se lo entrego a para que lo alimente.
-Me voy a trabajar- informo.
Me doy media vuelta e ignoro a Sebastián. Al salir veo a los guardaespaldas listos para irnos a la oficina. Miro hacia atrás y una camioneta negra nos sigue. No puedo creer que hasta este punto hemos llegado. Recuesto mi cabeza hacia atrás. Te voy hacer sufrir Sebastián. Escucho la música en la radio.
No te vayas
todavía no se acaba
esta pasión
aún hay tiempo de poner el corazón
y en la noche quiere más,
despertar tu cuerpo más
recorrer cada rincón de tu ansiedad.No te vayas
que la luna
se ha empeñado en ver el sol
le ha pedido unos minutos de ilusión
y mi cuerpo pide más, mi razón me pide más
y un torrente corre por mis venas.Y sé que estoy atada a tu volcán
sintiendo la explosión, enredada en tu cuerpo sumergida en tu interior.Atada a tu volcán, viviendo de este amor
rogando que la noche no termine
y aun así no quiero llegar al final
pues todavía tengo ganas, para amar...Así me siento. Como lo describe la canción. Estoy atada a Sebastián. Él se ha vuelto una necesidad en mi vida. Como le hago entender que tiene que confiar en mí. Que lo único que quiero es ayudarlo y que sienta, aunque sea un poquito lo que yo siento por él.
-Llegamos señorita- notifican.
-Gracias- murmuro.
Me abren la puerta y bajo de esta. Me voy directo al piso de presidencia para dar los últimos toques la presentación que tenemos que entregar a la junta. Paso por presidencia y veo a la madre de Jimena. Me sonríe. Me topo con Gustavo.
-Buenos días- digo.
-Buen día. ¿Hace días que no veo a Jimena? ¿Está enferma? ¿Por qué la madre está aquí? -Cuestiona.
-Ah... no te dijo nada. Ella no va a trabajar en esta empresa. Le devolvió el puesto a su madre- respondo.
-¿Dónde va a trabajar? -pregunta.
-Conmigo, pero en la empresa de construcción- contesto.
Abro mi oficina, me quedo paralizada por lo que estoy viendo. No puede ser. Mi corazón comienza a galopar desenfrenado. Está destrozada completamente. Las manos de Gustavo me echan a un lado.
-No toques nada- ordena.
Camina alrededor del escritorio y ve algo que le llama la atención. Lo agarra con cuidado y lo lee. Al pasar los segundos su rostro se descompone.
-¿Qué pasa? -pregunto.
Sin responder mi pregunta saca su teléfono y marca. Estoy segura que tuvo que ser la loca de Sandy. Le quito la nota para leerla. Saber porque su rosto cambio.

ESTÁS LEYENDO
Rendirte Jamás
Ficção Adolescente¡Detente! Segundo libro de la historia de !Prohibido!, la continuación de "¡Jugar con Fuego!", no comiences a leer esta historia si no has leído la anterior. Te habrás perdido detalles sumamente importante para poder entender "Rendirte Jamás". Est...