Rendirte Jamás

CAPITULO 22 | Desataste la guerra Camila

Tengo que admitir que me reí con sus comentarios. 😂😂😂 Noticia importante, para facilitarme y organizarme mejor con las historias, Martes y Jueves esta historia y "Qué quieres de mi" fin de semanas.

-Entonces, ¿cerramos el trato? - le pregunto.

-Sí, me parece justo, un diez por ciento por encima del precio del mercado. Lo único que me inquieta es que Rafael me pidió que si las vendía que él fuera mi primera opción- responde indeciso Ernesto.

-¿Te va a igualar el precio que te estoy ofreciendo? -indago.

-Me dijo que el precio del mercado al momento del acuerdo, han bajado un dos por ciento desde hace dos días- responde.

-Vuelvo y pregunto, ¿cerramos la compra venta? -cuestiono.

-Sí, no quiero perder dinero, cuando la empresa se vaya al piso- ese comentario, me dan ganas de partirle la cabeza en dos.

-Gustavo el contrato original- esté me extiende el documento y me dice donde tengo que firmar, luego se lo paso al ex socio de mi padre. Él firma un tanto dudoso, pero uno menos en la silla. Levanto el teléfono y llamo a la extensión de Jimena. Está al entrar le entrego los documentos de la compra de las acciones.

-Mucha discreción- pido.

-Claro que sí, Camila- musita. Sale dejándome con Ernesto, el abogado y Gustavo. Firmo el cheque certificado por la cantidad estipulada. Tocan la puerta. -Adelante- doy el permiso. Entra Jimena con varias copias.

-¡Aquí esta! tres copias como me habías dicho- explica. Se queda detrás de mí.

-Bueno, fue un gusto hacer negocios con usted señor Ernesto- le digo, mientras me levanto.

-El gusto fue mío señorita- me estrecha su mano, la cual aprieto con delicadeza. Le entrego su copia junto con el cheque y sale de la oficina con su abogado. Gustavo se sienta frente a mi escritorio y luego se cruza de brazos.

-No estuve de acuerdo, a quien tenemos que sacar es a Rafael. No me da buena espina- comenta.

-Lo sé, pero sino compraba las acciones, se las iba a vender a él a un precio bastante ridículo- expongo.

-Perdón, que interrumpa. Me puedo retirar- pide Jimena.

-Sí, ¿Almorzamos? -pregunto.

-Claro- murmura. Veo que mira a Gustavo y baja la cabeza. ¿Aquí pasó algo? Sale de la oficina, me deja con Gustavo que está revisando el contrato. Me quedo analizándolo. ¿Por qué no tendrá novia? Me levanto de mi silla y me siento al lado de Gustavo.

-¿Todo bien? -pregunto.

-Sí, voy a ir a notarial el documento para que sea oficial para la junta de esta tarde. Me retiro- se levanta con los papeles en la mano.

-Ve tranquilo- pido.

Me levanto y agarro mi bolso para buscar a Jimena. Al salir me encuentro a Jimena limpiándose el borde del ojo. ¿Está llorando? Volteo a ver, ya casi no queda nadie en la planta. Todos deben de estar comiendo. Me raspo la garganta y tengo la atención de Jimena.

-¿Mi papá está en la oficina? -pregunto.

-No ha llegado, me llamo y dijo que venía para la reunión- responde, mientras habre la gaveta donde guarda su bolso.

-¿Nos vamos? -pregunto. Inclina su cabeza aceptando. Caminamos hasta el ascensor. Me da una mirada traviesa.

-Tu estas grave o no te dejaron dormir- dice al cerrarse el elevador. Sonrió, al recordar todo lo que hice anoche con Sebastián. Por un instante pensé que la noche no acabaría.