Rendirte Jamás

CAPITULO 28 | Eva

La claridad de la mañana me molesta. No quiero abrir los ojos. Porque no cerré las cortinas anoche. Siento mi mejilla húmeda. Me jalan el pelo. Abro los ojos de golpe para ver lo que ocurre a mi alrededor. Lo primero que veo al pequeño Mauro. Veo a mi padre con un "cup cake" con una vela encendida junto a Miranda. Sonrió. Abrazo a Mauro.

Cumpleaños feliz
te deseamos a ti cumpleaños Camila cumpleaños feliz

Feliz, feliz en tu día, Amiguita qué Dios te bendiga, Qué reine la paz en tu día, Y qué cumplas muchos más.

Escucho decir al unísono. Me siento y acomodo a Mauro en mi falda para hacerlo participe. Mis ojos me traicionan y derraman par de lágrimas de felicidad y melancolía por no tener a mi madre en un momento tan bonito. Soplo la vela al ellos terminar. Balbucea Mauro. No podemos evitar echarnos a reír.

-Gracias- articulo.

-Feliz cumpleaños princesa- me da un abrazo, bueno nos da, porque Mauro está conmigo.

-Que pases un hermoso día- expresa Miranda.

-Gracias Miranda- mi padre agarra a Mauro y me acerco.

Le doy un abrazo en agradecimiento. Sin lavarme la boca le doy un mordisco al "cup cake" que me trajeron. Delicioso. Mauro extiende su mano para agarrarlo, pero se lo impido como toda una niña pequeña. Sonríen. Aunque él no puede comer esto todavía porque es muy pequeño. Termino de comérmelo frente de ellos que tienen una sonrisa en su rostro.

-Te dejamos arreglar para que bajes a desayunar con nosotros- dice Miranda.

-Está bien. Espero que sea mi desayuno favorito- comento.

Luego le guiño mi ojo derecho. Ellos salen de mi habitación. Me voy directo al baño hacer mis necesidades y darme un baño. Enciendo la ducha y la coloco para que salga el agua a temperatura. Me voy al closet para buscar un traje estampado blanco con flores azules. Dejo todo acomodado encima de la cama y voy directo a la bañara.

Al salir de la ducha, me pongo la ropa y me dejo el pelo suelto. Me coloco el calzado de taco alto. Me pongo base, luego polvo, delineador, mascara y un labial color marrón claro. Agarro mi celular, cartera y agenda y salgo de la habitación.

Bajo las escaleras con cuidado de no caerme. Al llegar al último escalón me encuentro con mi padre, Miranda y Sebastián. En el centro de la sala esta la mesa pequeña y se encuentran dos arreglos florales. Sonrió. supongo que uno es de mi padre, pero el otro. Sera de Sebastián.

«No te ilusiones Camila- llega el pájaro de mal aguerro».

Porque no dejas que me ilusione, aunque después caiga reventada como una pana en el suelo. Saludo a Sebastián como si nada. me acerco a Miranda para tomar en mis brazos a Mauro. Le doy un beso tronado que se carcajea por el sonido.

-Esos arreglos están hermosos- comento.

-Pues los trajeron hace unos minutos, son para ti- expresa Miranda.

Me acerco al arreglo de rosas rojas, paso mi nariz por estas para olerlas. Agarro la tarjeta incrustada. Intento abrirla, pero con el pequeño Mauro se me dificulta. Sebastián me lo quita para abrirla mejor. Al verla, siento ganas de vomitar.

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Hola preciosa, espero que pases un bonito día con tus seres queridos. Si no te molesta me gustaría que fueras mi pareja esta noche en la fiesta de aniversario del hotel.