CAPITULO 40 | ¿Quieres ser mi novia?

276 48 22
                                    

El último del día. 😁😘

Me volteo para confirma la persona de la voz. Trago saliva. No puede ser que este aquí Sebastián. Él tiene el rostro arrugado y me atrevería decir que un poco descompuesto. Le sonrío.

-Hola, ¿Qué haces aquí? -pregunto.

-Vine a invitarte a comer, al llegar al edificio no vi a tus guardaespaldas, le envié un mensaje y me dijeron dónde estabas. Qué bonita reunión- dice en un tono que no me agrada. Me levanto de la silla.

-Si quieres te puedes unir- aclaro.

-No gracias, están muy entretenidos, ¿creo? - comenta medio molesto.

-No sé quién seas, pero no deberías de estar molesto. No eres nada de ella. Nos acaba de decir que no tiene novio. ¿Eres un pretendiente? -expresa Elías.

-Para su información, si soy su novio desde este momento como la vez- dice Sebastián dando uno pasos hacia al frente.

-Te calmas, no soy tu novia Sebastián porque así tú lo decidiste te recuerdo. Te estas comportando como un tremendo idiota y machista- aclaro.

-Vine porque quería estar contigo, pero me encuentro que estas aquí socializando sabrá Dios con quien- dice.

-Pues te aclaro que no me dijiste nada, segundo son compañeros de trabajo en específico los ingenieros del proyecto de Punta Cana- expreso.

La mesera se acerca con las ordenes y las coloca en la mesa y se retira sin apartar la vista de Sebastián. La sigo con la mirada hasta que se pierde del área. Tenso mi mandíbula. Me paso la mano por la nuca. Que voy hacer con Sebastián, quien lo entiende. Agarro mi sándwich, se lo paso a Sebastián de mala gana.

-Disculpen al energúmeno presente. Por lo que ven tengo que resolver un asunto- me excuso.

-No te preocupes, ve tranquila- dice Jimena.

Me doy media vuelta para mirar a Sebastián. Le paso por el lado hasta el área de pago. Le dejo el dinero y algo extra. Salgo de la cafetería seguida de Sebastián y los escoltas. Siento que en cualquier momento voy a botar humo por las orejas. Como se atreve a hacerme pasar tremendo bochorno.

Sin saludar a Carmencita, abro la puerta de golpe sin esperar a Sebastián. Esté entra y cierra la puerta, deja mi sándwich encima de mi escritorio.

-No tenías derecho a contradecirme Sebastián- grito.

-Dijiste simplemente "no", tenemos una relación abierta- aclara.

-Muy bien lo dijiste, pero te recuerdo no somos nada. Pero a pesar de eso te respeto. Solo estamos intercambiando conversación. ¿Qué tiene de malo? No por eso me voy acostar con él o voy a dejar que me corteje. Sabes porqué, porque te respeto Sebastián- expongo, siento que en cualquier momento se me va a salir el corazón o una vena me va a explotar.

-No tiene nada de malo, pero no me gusto que compartieras con ellos. No me gusto que alguien intente saber tu estatus social- se acerca a mí para agarrarme por la cintura. Le doy par de palmadas para que me suelte.

-Suéltame- grito.

Sus labios bloquean los mis formando un beso forzado, salvaje. Intento separarme de Sebastián. Muerdo su labio inferior, se separa con un poco de sangre.

-Auch- se pasa los dedos por su labio.

-No todo se resuelve con besos o un revolcón- replico.

-Yo solo quería que te tranquilizaras, salvaje- explica.

-Ninguna salvaje- me termino de salir de su alcance. Pongo las manos como jarra.

Rendirte JamásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora