Uno más...
No puede ser que sea precisamente él. ¿Por qué lo hizo? ¿Qué necesidad tenía? Veo como Sandy le da un beso en la boca y él se deja besar. Me da repulsión lo que veo. ¿Cómo se atreve a estar aquí? ¿Qué lo vea? Aparto la mirada para no ver como se comen a besos. Sollozo. Mi corazón se hace una bolita todo arrugado. Lo rompieron de la peor manera, como pudo él jugar con mi corazón.
-Mira nada más si la princesa está llorando- expresa Sandy, mientras se acerca con él.
-No me jodas más- gruño.
-Lo siento, pero te lo advertí y no me hiciste caso. Mira ahora no tienes a Sebastián y tampoco vas a volver a ver a tu familia- expresa con una voz inocente.
Acaricia los brazos de, ni siquiera puedo decir su nombre. Par de desgraciados. No puedo creer lo ingenua que fui. Todos fuimos títeres de este par de locos. Lo peor es que ni lo imaginamos, no pasó por nuestra cabeza.
-No sabes todo lo que disfrute, como te engañábamos, tu jugando a la heroína, solo te estábamos usado para un mismo fin- continúa- solo fuiste una pieza para llegar a nuestro objetivo final- se acerca agarrando mi pelo y echando mi cabeza hacia atrás.
-Pobre ilusa, pensante que te sería fiel, que estaría contigo, no eres una mujer para un hombre como él. Sebastián necesita una mujer como yo. Nos reíamos de ti en nuestros encuentros furtivos. Ni siquiera logras satisfacer sus necesidades. Eres estúpida, ingenua y media mujer- expone.
La rabia me carcome, como pueden ser tan cínicos. Tan repugnante. Los detesto. Al tener su cara frente a la mía, la escupo. ¿Como pudo hacerme esto? No lo entiendo. Sollozo. Me soltó una bofetada que me abrió el labio lastimado, ya estaba comenzando a cicatrizar. No puedo evitar llorar de coraje, tristeza y dolor. Quiero pararme y darle hasta cansarme.
-Son un par de cínicos, de ti lo puedo esperar zorra, pero de ti Sebastián. ¿Por qué? Mi padre no sé lo merecía. Infeliz -cuestiono.
-Qué te puedo decir que no te haya dicho Sandy- dice con total frialdad.
-Idiota. Eres un malagradecido- grite.
Sandy lo agarra por su antebrazo y se lo lleva por uno de los pasillos. Asco me dan. Las cochinadas que se pondrán hacer. No puede ser que estuve con él. Cómo fui tan estúpida. Creí en el con total confianza. Me defraudo. El dolor de mi pecho comienza a hacer estragos, un ardor que quema, al mismo tiempo desgarra mi piel por dentro y lo único que quiero es morir.
Sollozo. Estaba dispuesta a todo con tal de salir de este infierno, pero que sentido tiene seguir adelante. Si siento como cada partícula de mi cuerpo se va muriendo con cada puñalada en mi corazón por la traición del amor de mi vida.
¿Cómo pudo ser tan cruel? ¿Cómo pudo ilusionarme? Acaso lo merecía. Merecía todo lo que me hizo hacer por él. Merecía que lo amara incondicionalmente, que lo apoyara de tal manera de pasar por encima de mi padre y solo para su propio beneficio.
¿Cómo fui tan estúpida? Como no me di cuenta antes. Estuve ciega por amor. Él tuvo que haber dado algunas señales de que todo era mentira. Soy una ingenua. No quiero imaginar cuantas veces se burló de mis palabras, de mis caricias, de mi amor por él.
Rabia es poca lo que tengo. Si tan solo tuviera las manos sueltas, lo agarraría por su cuello y lo estrangularía sin ningún remordimiento. Es lo mínimo que se merece. Porque le tuve que entregar mi corazón. ¿Por qué tuve que confiar en él? Me destruyo con sus acciones. No puedo creer que hiciera todo esto por dinero.
Me limpio las mejillas con el dorso de las manos al ver que vienen hacia mí. Ella lo detiene para decirle algo, pero lo besa con toda la pasión y descaro. El estómago se me retuerce. Sebastián la agarra por la cintura y la pega a su cuerpo. Mi corazón siente varias punzadas de dolor, decepción y desamor.
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Rendirte Jamás
Jugendliteratur¡Detente! Segundo libro de la historia de !Prohibido!, la continuación de "¡Jugar con Fuego!", no comiences a leer esta historia si no has leído la anterior. Te habrás perdido detalles sumamente importante para poder entender "Rendirte Jamás". Est...