33- Una Nueva Manera de Amanecer

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Abro mis ojos lentamente y creo que he dormido demasiado porque estoy como nuevo; o quizás fue la noche de anoche entre sus brazos el que me ha hecho sentir tan bien. La observo aun descansando dándome la espalda y sonrió al pensar en lo que ha sucedido entre los dos. Este amanecer me recuerda a nuestro primer amanecer; aquel donde comenzó toda esta locura, pero la única diferencia es que hoy recuerdo absolutamente todo lo que sucedió entre los dos anoche. Me pierdo mirando su espalda y me percato que tiene un lunar cerca de su espina dorsal a la altura de su cintura e inevitablemente llevo mis dedos hacia allí ¿Cómo es que no me percate de esto anoche? La he recorrido completa, pero este detalle no lo he visto.

Es tan hermosa, tan única, y a pesar de que por momentos tiene un genio de los mil demonios; por el otro lado es dulce y hasta angelical. Tan contradictorio... tan especial...tan ella... Definitivamente me he enamorado hasta las trancas en un tiempo record, pero a pesar del miedo que me da este sentimiento; no estoy dispuesto a guardarme nada. Estoy dispuesto a ganarme cada uno de los latidos de su corazón, cada uno de sus supliros, cada una de sus caricias, de sus besos... quiero ganarme todo de ella para que se quede a mi lado siempre. Quiero que en su piel se quede tan gravado mi nombre y mis besos que jamás dude de lo que sienta por mí.

Lentamente ella se da la vuelta y de esta manera quedamos frente a frente. Me lanza una sonrisa al verme y yo solo puedo responder con el mismo gesto como todo un idiota enamorado.

–Buenos días...

-Buenos días princesa ¿Cómo has amanecido? Pregunto llevando mi mano hacia su cabello para jugar con él.

-Muy pero muy bien, ¿Y tú? Pregunta acercándose a mí.

-Mejor que nunca. Respondo y una de mis manos baja hasta su cintura para atraerla hacia mí.

-Guapooo... Me dice con una media sonrisa cuando comienzo a besar sus hombros.

-¿Qué? Le pregunto entre risas ya que creo que he dejado en claro mis intenciones.

-Muero de hambre.

-Yo también... Respondo, pero no me refiero a la comida.

-Pablo de verdad.... Necesito desayunar algo, me bajara la presión si no lo hago. Dice entre risas.

-Ordenemos que lo traigan a la habitación. Le propongo.

-Vale, déjame y llamo. Dice e intenta voltearse, pero la detengo cuando intenta tomar el teléfono de la habitación.

-Permíteme... Digo colocando mi cuerpo sobre el de ella y mi mano sobre la suya. –Deja que llame tu esposo. Le propongo con una media sonrisa.

-De acuerdo, llama tú... Me responde apartando su mano del teléfono y llevándola hacia mi espalda.

Sin moverme de encima de ella ordeno un desayuno continental para dos y el empleado al saber que es aquí donde se queda una de las accionistas de los hoteles me deja saber que lo traerán en pocos minutos.

-Ya está. Le dejo saber al terminar la llamada.

-¿Te vas a quedar encima de mi? Me pregunta entre risas.

-Bueno, si me das a elegir... si. Respondo muy seguro y la beso.

-Rubio, siento decirte esto, pero pesas bastante. Me dice burlándose de mí.

-¡¿Me estas llamando gordo?! Pregunto haciéndome el ofendido y ella comienza a reírse de mi perfecta actuación.

-No diría gordo, pero creo que cada uno de tus músculos hacen que sean un tanto pesado...

-Mmmm... bueno, eso es diferente; ya no me siento tan mal...

-¿Te habías preocupado? Me pregunta sorprendida.

-En realidad si... cuando estoy en el estudio tiendo a engordar y ya sabes que hace poco termine de grabar el último disco.

-¿Ósea que crees que debes de bajar de peso? Pregunta mirándome con sus ojos entrecerrados.

-Solo un par de kilos....

-Ah entonces es por eso... Dice de una manera bastante graciosa.

-¿Por eso qué?

-Lo de anoche... ya sabes, dicen que tener sexo hace quemar muchas calorías. Me dice riéndose.

-¿Tú crees que te he hecho el amor casi toda la noche por bajar de peso? Pregunto sin poder parar de reír.

-Es una opción. Dice seria, pero sé que se muere de risa.

Tomo sus manos entre las mías y de esta manera llevo sus brazos por encima de su cabeza. La tengo atrapada entre el colchón y mi cuerpo, y eso me encanta. Ella me mira expectante y se que debo ser cuidadoso para que ella no se asuste.

-Mira guapa, no fue por bajar de peso que te he hecho el amor casi toda la noche. Lo he hecho porque me vuelves absolutamente loco, me encantas, y te repito lo que te dije anoche; te amo. Le digo y de esta manera la beso para después soltar sus manos.

-Pablo... me dice entrecortado después de que nuestro beso nos dejara sin aire.

-¿Qué?

-Yo también te amo. Me confiesa mirándome a los ojos y yo siento que me he quedado sin aire.

-¿Me amas? Le pregunto sin dejar de mirarla.

-No sé como ha sucedido, pero si... Dice acariciando mi espalda.

-Yo tampoco lo se, pero asi funciona el amor. Una mirada, un beso, una caricia...

-Una noche mágica. Agrega ella.

-Una noche mágica. Repito.

-Besos que curan.

-Besos que enloquecen. Digo yo.

-Peleas que ocultan sentimientos. Dice sonriente.

-Peleas que te llevan a la locura, pero que te encantan...

-Te amo. Me repite y es ella quien me besa haciendo que toda mi sangre se revolucione.

-Rubia...eres adictiva. Le digo en una de nuestras pausas...

-Y tu eres curativo... Dice mordiendo mi cuello y ahora si que he perdido todo el control.

-Vaya combinación.

Nuestros cuerpos comienzan a rodas por el colchón de una manera que es solo para seguir amándonos, pero unos golpes en la puerta nos interrumpe en el momento menos adecuado.

-Pablo... tenemos que abrir... Dice riéndose de la situación.

-Yo no puedo ir a abrir asi como estoy. Le confieso haciendo que los dos nos riamos sin cesar.

-Vale, voy yo... Dice y se levanta de la cama. Me mira burlándose de mi mientras se coloca su albornos y luego me lanza una manta.  -¡Cúbrete! Me exclama.

¿No podrían haber tardado un poco más con el desayuno? ¿Tan eficientes tenían que ser? Me pregunto mientras la escucho saludar al muchacho  y decirle que ella se encarga de todo el resto. Es claro que el chaval ha insistido, pero ella le explica que mejor no y finalmente se retira.

Me quedo mirándola expectante ya que no se mueve del final de la cama donde es que ha traído el carrito con el desayuno. -¿No pretenderás que desayunemos ahora? ¿o sí?

-Sería muy cruel de mi parte, ¿no? Pregunta entre risas.

-Y la verdad que si... Digo tímidamente.

-Creo que puedo esperar unos cuantos minutos más para desayunar. Me dice quitándose el albornoz y subiendo a la cama nuevamente.

-Gracias rubia. Le digo antes de volver a besarla y es asi como continuamos lo que habíamos comenzado.

Casados Por Accidente [Pablo Alboran] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora