Casados Por Accidente [Pablo Alboran] [TERMINADA]

117- Primer Dia de Clase

10 de enero, 2018

Esta última semana y media, nos hemos encargado de disfrutar en familia de unas mini vacaciones. Hemos aprovechado mi descanso antes de los conciertos y el suyo de la empresa para ir a la playa, para recorrer Málaga, y para hacer que Allegra conociese los rincones de la tierra donde ahora crecerá. Eso si, mi esposa no ha dado tregua en la educación de la niña y la ha inscripto en el mismo jardín infantil donde va Elisa para que comience con su educación infantil.

Según mi esposa ella quiere que la niña aunque sea curse la mitad del año del último año del segundo ciclo para que poco a poco ella se vaya adaptando a los niños de aquí y a su manera de hablar y todo eso. Algo de razón lleva; Allegra está acostumbrada a que sus clases de jardín eran en ingles y el español de ella por momentos se mezcla con palabras en ingles y otras que no todo el mundo comprende ya que las imita de su madre quien era de Colombia.

Espero pacientemente en la sala mientras que mi esposa ayuda a nuestra hija a terminarse de alistar y no puedo dejar de pensar que de la noche a la mañana ya no es a mis sobrinas a quienes llevare al jardín de infantes, si no que a mi hija. Siento los pasos de ambas bajando la escalera y al verlas muero de amor. Veo a Allegra con su pequeña faldita escocesa, camisa blanca, medias haciendo juego y zapatos negro; se ve preciosa sin contar que su rubio cabello esta peinado a la perfección dejando lucir esos rizos hermosos que tiene.

Me pongo de pie y la recibo al final de la escalera -¡Pero qué preciosa que te ves!- Digo emocionado y la abrazo contra mí.

-Me gusta mi uniforme.- Dice sonriente.

-A mi también, ¿Preparada para tu primer día de clase?- Pregunto con entusiasmo y ella sonríe.

-¡Si!- Dice con entusiasmo y simplemente la cargo entre mis brazos mientras me pongo de pie.

-Señora Moreno, usted también se ve preciosa.- Le digo a mi bellísima esposa apreciando la manera en la que ese vestido largo deja ver su preciosa barriga de ya casi 21 semanas.

-Gracias amor, aunque cada día me pesa más esta panza.- Dice entre risa y busca la mochila de Allegra de arriba del sofá.

-Déjame que yo la llevo.- Me ofrezco y ella niega.

-Estoy embarazada, tampoco es que soy una inútil.- Me explica entre risas. –Tu mejor lleva a esa princesa que tienes entre tus brazos.- Me pide y sin más vamos hasta el auto.

Esta vez es decidido conducir yo. Realmente no me apetecía llegar al jardín de infantes en limosina; habría sido bastante incomodo tanto para la niña como para nosotros.

Al llegar a la puerta del jardín, bajo del auto y les abro la puerta a mis dos mujeres. Puedo ver como a mi rubia le está costando muchísimo despedirse de la niña y debo de admitir que me causa muchísima ternura.

-Hija, que disfrutes mucho de este primer dia de clase. Te amo.- Le dice agachada a su altura y luego la abraza fuertemente.

Sin dudarlo me agacho a su lado –Haz muchos amigos, ¿vale? Eso si... nada de novios aun.- Bromeo y los tres reimos.

-O.K. papi...- Me dice ella algo tímida y luego me abraza antes de darse la vuelta y entrar al jardín dejándonos aquí agachados.

-Lo del novio ha estado de mas.- Me regaña mi esposa mientras me pongo de pie.

-¿Por qué? No quiero que me llamen suegro tan pronto.- Bromeo.

-Si me ayudas a ponerme de pie, te explico.- Me dice haciéndome reír.

-¡Amor, lo siento!- Digo entre risas y tomo sus manos para ayudarle a ponerse de pie.

-Caray... soy una ballena.- Bromea.

-Cariño, no eres una ballena. Estas embarazada y de dos.- Le aclaro.

-Es una buena explicación... pero, regresando al tema principal; no seas un padre insoportable y celoso. Tendrás tres hijas y créeme que la pasaras muy difícil.- Me regaña mientras le ayudo a subirse al auto.

-Lo sé, y créeme que estoy haciéndome a la idea de que en algún momento tendré tres yernos... es que ya me imagino con canas... arrugas... y que tres tíos me llamen suegro; de verdad que me estoy deprimiendo.- Le digo haciéndome el serio, pero luego rio.

Antes de que pueda arrancar el auto, ella toma mi rostro entre sus manos y me mira fijamente. –Déjame decirte que hasta con canas y arrugas, serás muy sexy.- Dice pícaramente y solo puedo besarla.

-Tú sí que sabes levantarme el ánimo.- Digo sobre sus labios.

-¡Qué bueno! Ahora... si no quieres ver a una mujer embarazada de mal humor; llévame a desayunar.- Me advierte haciéndome reír.

-Con todo gusto... además, quizás podamos comenzar a ponernos de acuerdo en cuanto a los nombres de estas dos niñas.- Propongo acariciando a nuestras hijas.

-Si, pero primero debo alimentarme.- Dice seria y sin más pongo en marcha el auto antes de que me mate.